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30 de diciembre de 2012

Secularismo: El antídoto a la violencia política religiosa



George Chaya
Cuando los clérigos de religiones mayoritarias no tienen nada mejor que hacer-generalmente casi siempre- les encanta quejarse de la amenaza del secularismo. Lo describen como una oscura pesadilla, una endemia que nos regresó al salvajismo amoral.





Convengamos que para muchos la laicidad es un atractivo que no necesariamente debe llamarse secularismo, la laicidad no significa adherir o negar la religión, sencillamente significa tener un vinculo mayor con la religión en aquellos que lo desean y menor en quienes no la priorizan. En otras palabras, significa la libertad de escoger o no por la religión según las personas lo deseen. Guste o no a religiosos de cualquier confesión significa otorgar menos poder e influencia a la religión en la organización política y social del Estado, lo cual no cambia la existencia de las personas que se ganan la vida con su propio trabajo. No es más que eso. Tal vez por ello muchos lo consideran como una obra de Satanás sobre la conducta de los seres humanos.

Los evangélicos consideran al Islam una razón de preocupación dado su crecimiento en EE.UU y Europa, pero sus líderes, los que viven de la religión evangélica, consideran al laicismo una amenaza mayor. Aunque para esa gente, pedir que les envíen dinero en el nombre de Jesús no difiere en mucho de una fatwa de un Sheikh de Islamabad o del sermón de un Pastor de Ohio. Estas creencias a menudo confunden multiculturalismo con dhimmitud y culpan a las personas laicas de no oponerse al Islam. En cierto modo puede que tengan razón, un laico que no se opone a la sharia puede ser considerado un dhimmi. Pero no estoy de acuerdo en un todo. Sostengo que el secularismo es la mejor valla de contención para que el dogma del integrismo radical no disponga de sustento dentro de las comunidades cristianas, musulmanas o católicas. De allí que afirmo que esa línea de pensamiento de clérigos cristianos no tiene ningún base sólida.

Lo cierto es que el secularismo hoy esta amenazado como nunca antes por creencias que se fundan en el delito, sea de la violencia, el fraude o el pedido permanente de dinero; pero también por el relativismo occidental sobre un multiculturalismo insustentable basado en la creencia y el respeto a religiones irrespetuosas de la vida humana.

Muchos dirigentes políticos están explotando esto, y la verdad es que lo hacen porque en primer lugar son líderes políticos y usan la religión para sus fines primarios -los políticos- y no parecen tener ningún respeto por tergiversar la laicidad para ejecutar egoístamente sus fines. Así, son cómplices necesarios de la expresión más peligrosa del planeta, el Islamismo yihadista. Esa doctrina (que no es Islam verdadero) se ha constituido en un rasgo prominente de la vida Occidental por los últimos 20 o 25 años en que se las arreglo para devorar libertades individuales y civiles con cierto éxito a través de su demanda constante de un trato especial, ello siempre bajo la implícita amenaza de la violencia. Como consecuencia de ello, hoy tenemos tribunales que aplican la sharia en el Reino Unido, Francia y Alemania y donde las mujeres son consideradas la mitad del valor del hombre. Como laico, yo no me acostumbre a eso, conozco y hago la diferencia entre Islam e Islam-político, pero pareciera que casi todo Occidente si se acostumbro a leyes discriminatorias y represivas cuya peligrosidad es mayor a la opinión de no criminalizarlas en nombre de no ofender al verdadero Islam. Lo cierto es que donde quiera que la religión se mezcle con la política es secuestrada por radicales, hay intolerancia, conflicto, violencia, la gente se vuelve menos libre y no hay excusas ante tanta barbarie.

Solo una sociedad secular será la valla de contención a la violencia política-religiosa. Por tanto, mal que pese a clérigos cristianos y a religiosos judíos proclives a confraternizar -sin éxitos visibles- con musulmanes, les resultara difícil mantener sus discursos de confraternidad e intercambios pacifistas, o decir que el secularismo es la personificación del mal. Incluso el Papa en el Vaticano debería abandonar su discurso sobre las profundas cicatrices generadas por el secularismo en países tradicionalmente cristianos. A mi juicio el secularismo ha dejado cicatrices mucho mas pequeñas que las que genero la inquisición. El Papa dice creer que la humanidad esta buscando a ciegas en la oscuridad. Pienso que no debería ser tan modesto, el es muy capaz de distinguir entre el bien y el mal, y a lo largo de la historia hemos tenido evidencias muy claras sobre este punto. No creo que la iglesia católica y los hombres que la dirigen sean incapaces de distinguir entre el bien y el mal. Más bien sostengo que deberían dejar de lado lo inconducente de sus concesiones. Negar esto es francamente una perversidad, es como si Hitler renaciera y se postulara a unas elecciones en Alemania y ganase abrumadoramente.

Lo concreto es que políticos y clero occidental llevan el verbo rápido y las decisiones lentas. Eso es lo que demuestran cuando rotulan de inmorales a los laicos. Ellos no pueden ignorar la libertad de toda persona a creer en lo que desee, pues esto es un derecho supremo que forma parte del fuero íntimo de cada individuo para adorar a quien quiera sin la imposición de nadie. Seria importante en estas fechas -y siempre- seguir los consejos de Jesús y buscar la religión en el interior de nosotros mismos. Eso es precisamente una sociedad secular.

*El Prof. George Chaya, es BA in History. Es consultor experto en Oriente Medio en relaciones internacionales, seguridad y prevención del terrorismo. Es autor de ¨La Yihad Global, el terrorismo del Siglo XXI¨ y varios libros de pensamiento. www.georgechaya.info
Referencia: El Diario Exterior
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Dos formas de tiranía


Quién es peor, el Presidente Mohamed Mursi, el islamista elegido democráticamente que aspira a imponer la ley islámica en Egipto, o el Presidente Husni Mubarak, antiguo dictador expulsado del poder por intentar iniciar una dinastía? Hablando más en general, ¿un orden liberal y democrático tiene más posibilidades de emerger con ideólogos islamistas que se imponen en las urnas, o con dictadores avarientos sin ninguna agenda en concreto más allá de su propia supervivencia y su poder?

Las recientes acciones de Mursi brindan la respuesta, demostrando que los islamistas son todavía peores que los dictadores.


Esta cuestión se planteó en un interesante debate del programa Intelligence Squared U.S. a principios de octubre con el experto de la Fundación para la Defensa de las Democracias Reuel Marc Gerecht y el consultor del Centro para el Progreso Estadounidense Brian Katulis defendiendo el argumento "Mejor islamistas electos que dictadores", mientras el activista del Foro Islámico Americano Zuhdi Jasser y yo dábamos la réplica. Bueno, nadie "defendió" a ninguno en realidad. El otro equipo no apoyaba a los islamistas y desde luego nosotros no distinguíamos a los dictadores. La cuestión más bien era la clase de gobernante que representa el menor de los dos males, y que puede romper una lanza en favor de la democracia.

El debate de Intelligence Squared celebrado en Nueva York el 4 de octubre de 2012.


Katulis culpaba a las dictaduras de crear "la clase de ideologías" que condujeron al 11 de Septiembre, y Gerecht insistía en que las juntas militares, no los islamistas, constituyen en general "el verdadero peligro. … La única forma de tener un orden más liberal en Oriente Próximo es a través de gente devota" que instaura en el poder a los islamistas en comicios democráticos. Katulis aducía que los islamistas elegidos democráticamente cambian y se transforman, volviéndose menos ideológicos y más prácticos; evolucionan en respuesta a la tesitura y los altibajos de la política tendiendo a centrarse en "necesidades básicas" como la seguridad o el empleo.


El Presidente Mohamed Mursi se reúne con la
Primer Ministro de Australia Julie Gillard
en septiembre de 2012.
A tenor de Irak, Gerecht afirmaba concluir que "una marea de gente que en tiempos eran islamistas radicales… se han transformado en demócratas bastante comprometidos, por no decir liberales". En cuanto a Egipto, destacaba con aprobación pero de forma imprecisa que "la Hermandad Musulmana está manteniendo importantes debates internos porque no ha encontrado la forma de gestionar sus éxitos. Eso es lo que quieren. Nosotros queremos que salgan adelante".

Jasser y yo respondimos a este abanico de vaguedades (¿que unas juntas militares condujeron al 11 de Septiembre?) y pájaros en la cabeza (¿Fieles radicales que ceden en sus objetivos? ¿Una marea de islamistas iraquíes que se vuelven liberales?) afirmando claramente en primer lugar que los islamistas son "dictadores a lo grande" que no se moderan al llegar al poder sino que se atrincheran, construyendo los cimientos para permanecer en la administración de forma indefinida. En segundo, los ideólogos descuidan las mismas cuestiones en las que nuestros rivales ponían el acento -- seguridad y empleo -- en favor de la implantación de las leyes islámicas. Los dictadores avarientos, en contraste, faltos de ideología y de visión, carecen de una imagen de sociedad y por tanto se les puede convencer de impulsar el desarrollo económico, las libertades personales, un proceso político abierto o el estado de derecho (Corea del Sur, por ejemplo).

Por el momento, la Hermandad Musulmana y Mursi han seguido nuestro guion con exactitud. Desde que llegó al poder en agosto, Mursi (1) marginó al ejército y luego puso el acento en asentar y ampliar su supremacía, sobre todo a base de decretar una serie de órdenes ejecutivas el 22 de noviembre en las que se adjudica poderes autocráticos y a base de difundir teorías conspirativas sionistas acerca de sus rivales. A continuación (2) sacaba adelante a rodillo una constitución de orientación islamista el 30 de noviembre y convocaba un referendo del texto por las buenas el 15 de diciembre. Absorbido por estas dos tareas, prácticamente ignoraba la multitud de cuestiones que afligen a Egipto, en especial la inminente crisis económica y la ausencia de liquidez para pagar los alimentos importados.

El precio del butano se ha disparado en dos ocasiones
desde que Mursi llegó a la administración.


La apropiación de competencias por parte de Mursi hizo que los egipcios antiislamistas unieran fuerzas como "Frente de Salvación Nacional" y plantaran cara a los islamistas en los disturbios callejeros más violentos registrados en seis décadas, obligándole a retractarse parcialmente de sus decretos del 22 de noviembre. Irónicamente, tras marginar hábilmente al ejército en agosto, la extralimitación de Mursi generó el clima que devuelve la autoridad final a los Generales, que pueden intervenir en su defensa o en su contra. Al elegir a simpatizantes islamistas como altos mandos y ofrecer al ejército privilegios en el seno del texto constitucional propuesto, con toda probabilidad se ha ganado su apoyo. La ley marcial parece ser el próximo paso probable.

En cuestión de sólo 3 meses, Mursi ha demostrado aspirar a poderes dictatoriales mayores que los de Mubarak, y que su gobierno promete ser para Egipto una catástrofe todavía mayor que Mubarak. Ha demostrado de forma impecable la idea de Jasser y mía: dictadores mejor que islamistas electos. Como destaqué durante el debate, los occidentales deben dar carpetazo a los dictadores ideológicos como los islamistas al tiempo que presionan a los dictadores avarientos para que permitan el desarrollo de la sociedad civil. Eso ofrece la única vía de salida de la falsa elección entre las dos formas de tiranía.


Referencia:Daniel Pipes
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8 de diciembre de 2012

Gaza no es la clave, el pasillo de Filadelfia sí



La Segunda Guerra Hamás-Israel del 10 al 21 de noviembre despertó un agitado debate en torno a los aciertos y los errores, apelando cada parte al enorme bloque de indecisos (19 por ciento de los estadounidenses según CNN/ORC, 38 por ciento según Rasmussen). ¿Es Israel un estado criminal sin derecho a existir, y mucho menos a hacer uso de la fuerza? ¿O es una democracia liberal moderna con un estado de derecho que protege de forma justificada a inocentes civiles? La moralidad impulsa este debate.

Para cualquiera en sus cabales, es evidente que los israelíes tienen toda la justificación para protegerse de ataques aleatorios. Una viñeta de la Primera Guerra Hamás-Israel de 2008-09 muestra simbólicamente a un terrorista palestino disparando apostado tras un cochecito de bebé contra un soldado israelí delante de un cochecito de bebé.

La diferencia más clara entre las dos partes.


La pregunta más delicada es cómo impedir más guerras Hamás-Israel. Algo de contexto: Si los israelíes están plenamente justificados a la hora de protegerse, su gobierno también ostenta la total responsabilidad de crear esta crisis autoinfligida. En concreto, llevó a cabo dos desafortunadas retiradas unilaterales en el año 2005:

De Gaza: Ariel Sharón se hizo con la reelección como primer ministro en enero de 2003 burlándose en parte de un rival que pedía la retirada unilateral de todos los soldados y residentes israelíes de Gaza; luego, inexplicablemente, en noviembre de 2003 adoptaba esta misma política y la implantaba en agosto de 2005. Tildé esto en aquel momento de "uno de los errores más graves cometidos nunca por una democracia".
Del pasillo de Filadelfia: Bajo presión estadounidense, de la Secretario de Estado Condolizza Rice en especial, Sharón firmó un acuerdo en septiembre 2005, llamado "Acuerdo de Conciertos", que retiraba a los efectivos israelíes del Pasillo de Filadelfia, un área de 14 kilómetros de largo por 100 metros de ancho que separa Egipto de Gaza. La desventurada "Misión de Ayuda Fronteriza de la Unión Europea en el Paso de Rafaj" (EUBAM Rafah) ocupó su lugar.

El Pasillo de Filadelfia tal como existía hasta noviembre de 2005.


El problema era que las autoridades egipcias habían prometido dentro de su tratado de paz de 1979 con Israel (III:2) impedir "los actos o amenazas de beligerancia, hostilidad o violencia", pero en la práctica toleraban el contrabando masivo de armamento con destino a Gaza a través de los túneles. Según Dorón Almog, antiguo responsable militar del Mando Sur israelí a principios de 2004, "el contrabando tenía una dimensión estratégica" porque implicaba las cantidades suficientes de armamento y material "para convertir Gaza en un trampolín de lanzamiento de ataques progresivamente más penetrantes en territorio israelí".


El Mayor General israelí en la reserva
Dorón Almog avisó de los actuales
problemas a principios de 2004.
Almog consideraba estas políticas "una jugada peligrosa" del régimen
Mubarak y "un grave riesgo estratégico" que podía "poner en peligro el acuerdo de paz egipcio-israelí y amenazar la estabilidad de la región entera". Él atribuía la relajada postura egipcia a una mezcla de opiniones antisionistas entre el estamento oficial egipcio y cierta disposición a dar salida al sentir antisionista de la opinión pública egipcia.

Sharón firmó de forma arrogante el "Acuerdo de Conciertos" en contra de la firme oposición del estamento de la seguridad israelí. Por supuesto, al eliminar esta capa de protección israelí, se produjo un "incremento exponencial" del arsenal de Gaza como era de esperar, culminando en los proyectiles Fajr-5 que este mes alcanzaban Tel Aviv.

Para permitir que los soldados israelíes impidan que las armas alcancen Gaza con eficacia, David Eshel en el Defense Update defendió en 2009 que el ejército israelí recuperara el pasillo de Filadelfia elevando su tamaño hasta "ser una barrera de seguridad totalmente estéril de unos 1.000 metros", incluso si esto significaba desplazar a unos 50.000 residentes de Gaza. Curiosamente, Ahmed Qurei dio el visto bueno de la Autoridad Palestina a la adopción de medidas parecidas en 2008.

Almog va más allá: destacando la profunda implicación iraní en Gaza, defiende convertir el pasillo de Filadelfia en territorio de exclusión ampliándolo a unos 10 kilómetros. Idealmente, escribe, el Cuerpo de Ingenieros de los Estados Unidos construiría este obstáculo contra el contrabando y el ejército norteamericano jugaría un papel constante vigilando la frontera. La segunda opción es que los israelíes lo hicieran en solitario. (El Acuerdo Gaza-Jericó de mayo de 1994 todavía en vigor da lugar a una "zona de Instalaciones Militares" bajo control total israelí -- el pasillo de Filadelfia en la práctica -- dando a Jerusalén el sustento jurídico para recuperar esta crucial frontera).

En contraste, Michael Herzog, antiguo alto funcionario del ministerio de defensa israelí, me dice que es demasiado tarde para que Israel recupere el pasillo de Filadelfia; que la presión internacional sobre Egipto para detener el flujo de armas a Gaza es la solución. De igual forma, el ex embajador Dore Gold respalda la creación de "conciertos" conjuntos entre Estados Unidos e Israel destinados a mantener a raya el armamento nuevo.

Yo soy escéptico con un papel norteamericano eficaz, sea militar o diplomático; los israelíes tienen por sí solos los incentivos para clausurar las transferencias de armamento. Los gobiernos occidentales deberían indicar a Hamás que animarán a Jerusalén a responder al próximo ataque balístico retomando y ampliando el pasillo de Filadelfia, impidiendo así mayores agresiones, tragedias humanitarias y crisis políticas.
Referencia: Daniel Pipes
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"¿Por Qué los Árabes
Prefieren Mentiras en Lugar de la Verdad?"


Escritor árabe-israelí Dr. Salman Masalha habla sobre la difusión de mentiras y teorías de conspiración en los medios de comunicación árabes


En un artículo titulado "¿Por Qué los Árabes Prefieren Mentiras en Lugar de la Verdad?" el escritor árabe-israelí Dr. Salman Masalha embistió contra los medios de comunicación árabes por difundir mentiras ridículas y teorías de conspiración en lugar de presentarle a sus lectores con hechos verídicos.


Lo siguiente son extractos del artículo, que fue publicado el 26 de noviembre, 2012 en el portal Elaph.com. [1]


"Todos sin duda recordamos cómo, hace unos años, algunos medios de comunicación árabes difundían historias sobre un extraño complot israelí, a saber, que el Mossad había enviado tiburones amaestrados con el fin de atacar turistas en las playas del Sinaí. Esto es lo que dijeron los diarios: 'Después de repetidos ataques de [tiburones], las autoridades locales al sur del Sinaí rompieron su silencio, y el gobernador anunció que los tiburones atacaban a los turistas bajo las órdenes del Mossad israelí'. Algunos altos funcionarios de las autoridades de turismo del Cairo también anunciaron que los [ataques de tiburones] eran parte de un complot israelí destinado a dañar el turismo en Egipto.

"Antes, los medios de comunicación egipcios habían publicado noticias alarmantes diferentes, pero también dentro de la onda conspirativa del Mossad. Estos afirmaron que el Mossad había insertado en los mercados egipcios grandes cantidades de drogas que estimulan el deseo sexual en las mujeres, con el fin de socavar los cimientos de la sociedad y la familia egipcia. Bajo este contexto, cabe señalar que en informes periódicos sobre estadísticas en Internet estos indican que los árabes ocupan el primer lugar en el mundo en búsqueda de la palabra "sexo" y sus derivados en Internet. Estas estadísticas son el mejor reflejo de la obsesión árabe con todo lo relacionado al sexo.

"Esta condición árabe merece ser investigada por parte de especialistas en los campos de la sociología y la psicología, y yo admito que no tengo las herramientas profesionales para abordar el tema de una manera científica. Todo lo que puedo hacer es señalar esta enfermedad crónica que está carcomiendo los huesos de las sociedades árabes. Basta mencionar algunos fatuas que reflejan esta enfermedad crónica, tal como el recientemente publicado fatua que permite el sexo con un cadáver. Estos fatuas son conocidos por los árabes y no árabes, en Oriente y Occidente, por lo que no necesitamos decir nada más sobre esta necrofilia.

"Estas historias me llegaron a la mente debido a algunas nuevas mentiras que han aparecido recientemente en la prensa árabe, [esta vez] sobre una conspiración en las más altas esferas referente al sexo. Como de costumbre, el héroe de la historia es el Mossad, pero esta vez también hay un heroína, es decir Tsipi Livni, la ex ministro de relaciones exteriores israelí. El diario egipcio Al-Masri Al-Yawm publicó un artículo supuestamente basado en una entrevista del 2009 con Livni, que fue publicada en el Times de Londres y también en el diario israelí Yediot Aharonot. [En esta entrevista, Livni supuestamente] reveló que se había acostado con prominentes figuras árabes con el fin de chantajearlos políticamente. El título del artículo en el diario egipcio era "Tuvo Relaciones Sexuales con Árabes a Cambio de Concesiones Políticas.

"Ya que los árabes están generalmente obsesionados con las teorías de conspiración, sobre todo con las historias de sexo, este fabricado informe se extendió como pólvora en los medios de comunicación árabes, tanto en la prensa escrita y en los portales en Internet, los cuales lo presentaron como la verdad sin adornos. Además, periodistas árabes, analistas e intelectuales se apresuraron a discutirlo y analizarlo...

"Ninguno de estos expertos, incluyendo a los que escriben en este portal [Elaph], se molestaron en comprobar la veracidad del informe original. Por ejemplo, uno de los escritores aquí [en Elaph], Khales Jalabi, compuso un artículo titulado 'Tiene Sexo y Asesina Por Israel'. Eso es lo que se le ocurrió a este genio Najm 'Abd Al-Karim. Su artículo también fue citado por otro escritor en Elaph quien escribió que, según el 'informe de 'Abd Al-Karim, 'la sionista Tsipi (hija del fundador de las bandas Haganá) admitió su disposición en ofrecer su cuerpo a cualquiera que lo desee, si esto beneficia a la causa sionista, y, de hecho, lo hizo sin ningún tipo de pudor'. Jalabi llamó a su artículo 'El Cáncer Sionista: Un Enfoque Socio-Biológico' - revelando así su propia mentalidad.

"Parece ser que la verdad no es del interés de la prensa árabe y de muchos periodistas árabes. [Ellos creen que] mientras las noticias e informes falsos conformen a la mentalidad árabe, no se requiere de ningún tipo de verificación, ya que el lector árabe lo aceptara tal como es, una verdad demostrada a la que no se le puede dudar.

"Después de que este caballo árabe periodístico se desbocara [de su establo] y esta mentira se extendiera por todo el mundo árabe, y luego de que esta teoría de conspiración sexual excitara las emociones de [los lectores], que siempre están plenamente dispuestos a aceptar este tipo de informes prefabricados, Al-Masri Al-Yawm [se molestó] en pedir disculpas a sus lectores por lo publicado sin haber corroborado sus fuentes. Aquí presento la disculpa publicada en el portal del [diario]: 'Ha quedado claro para Al-Masri Al-Yawm que estas declaraciones no aparecen [en realidad] en el Times de [Londres] o en Yediot Aharonot, sino que fueron copiadas de fuentes poco fiables inventadas por estas, y luego la noticia fue copiada y distribuida por los populares portales árabes. Por lo tanto, una disculpa y aclaración a los lectores es lo adecuado'.

"Ahora, ¿por qué no una disculpa de los escritores?... Creo que nos corresponde a todos los periodistas, analistas y pensadores, o como les guste llamarse a sí mismos, el pedir disculpas por escrito al lector árabe por todos los escritos y análisis y pensamientos que se esparcen entre el público lector árabe... Aquellos que inventan mentiras y luego las esparcen como verdad son una parte integral de la tragedia de los árabes en nuestra era. Prefieren una [existencia] serena que no requiere esfuerzo en enfrentar la realidad del mundo cambiante que les rodea. Las fantasías y los demonios dominan sus mentes, y no pueden deshacerse de estos. Ya es hora de que tengan algo de respeto por la profesión periodística, y, sobre todo, por el lector árabe, que, más que cualquier otro lector en el mundo de hoy, hay que darle hechos verídicos sin ningún tipo de adornos..."

[1] Elaph.com, 26 de noviembre, 2012.
Referencia: Memri.org
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Hamas celebra su 25 aniversario con el regreso de su exiliado líder a Gaza


Prometen "destruir a Israel"


"Estamos preparando un Ejército desde Gaza, Cisjordania, Cairo, Túnez, Teherán y Ankara para obligar a Israel a irse"
.


Una réplica de un cohete preside el acto de Hamas. | EFE




El entramado terrorista de Hamás ha iniciado este sábado la celebración de su 25 aniversario con un desfile en Gaza al que han acudido más de 200.000 personas para contemplar al histórico líder de la organización, Jaled Meshal, que ha regresado a la Franja tras más de una década en el exilio para sumarse a la ceremonia.

Los actos tienen lugar tras el último conflicto con Israel del pasado mes de noviembre, y que concluyó con un alto el fuego mediado por Egipto que ha sido celebrado como una victoria por el grupo terrorista.

En este contexto, Meshal dedicará su presencia en Gaza para impulsar las negociaciones de reconciliación con el partido moderado Al Fatá que lidera el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, quien ha conseguido el reconocimiento de Palestina como estado no miembro observador de Naciones Unidas. El último gobierno de unidad palestino fracasó en 2007 cuando Hamás asaltó el poder de la Franja.

Ahora, una delegación de Al Fatá acudirá a Gaza para escuchar el discurso de Mehsal, que según fuentes del partido a la agencia palestina Maan, "definirá las futuras líneas maestras de la futura política de Hamás, centradas en la reconciliación con Al Fatá".
Destruir Israel

Durante el acto de celebración, las Brigadas de Ezedín Al Kasam, brazo armado de Hamás, prometieron "destruir a Israel". "Las Brigadas Al Kasam cortarán las manos a cualquiera que ataque al pueblo palestino y a sus líderes", dijo un alto mando terrorista, que se dirigió enmascarado y uniformado a decenas de miles de palestinos que ondeaban banderas verdes con la insignia del movimiento.

"Las Brigadas nunca abandonarán Gaza", advirtió. "Estamos preparando un Ejército desde Gaza, Cisjordania, Cairo, Túnez, Teherán y Ankara para obligar a Israel a irse", afirmó tras advertir sobre las consecuencias que tendría una guerra en la que las brigadas usaran "todo su potencial" tanto en Gaza como en Cisjordania.

Los israelíes, afirmó, "deberían empezar a preparar sus pasaportes e irse a los países de los que vinieron" puesto que, de quedarse, "un Ejército islámico irá pronto a por ellos y los barrerá de nuestro país y nuestras tierras ocupadas".
Referencia:Libertad Digital
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Hamás -- El agresor del colegio



Un nuevo día en el colegio del medio oriente....
El niño Israel Israelí hace su tarea,
El niño Tino Pales Hamás hace la suya...
Este mundo no es una escuela primaria...
Pero este conflicto es fácil de comprender
para una persona con una brujula moral honesta...


Click en la imagen para ver el video.


Referencia:HatzadHasheni
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1 de diciembre de 2012

Gaza: Una diferencia moral sustancial



Jeff Jacoby
"La cobertura mediática de las hostilidades de Gaza tiende
a poner el acento en los proyectiles y las bajas y las maniobras diplomáticas. No se enfatiza igual ni de lejos la enorme distancia moral que separa a Israel de su enemigo terrorista. Israel y Hamás no están en guerra por el territorio. Lo que les separa es un abismo cultural imposible de superar."
Los palestinos tienen una canción nueva con la que acompañar su intenso conflicto con Israel. "Ataca Tel Aviv", de los intérpretes Shadi al-Bourini y Qassem al-Najjar, apareció colgada en diversas webs palestinas, incluyendo el perfil en Facebook del programa de Fenjan Al-Balad, que considera su misión "intentar influir positivamente a la joven sociedad palestina". El vídeo musical, que muestra imágenes de israelíes heridos y grandes cantidades de artillería Qassam, abre con esta letra:

Ataca Tel Aviv.
Ataca Tel Aviv.
Ataca Tel Aviv y asusta a los sionistas.
Cuanto más reconstruyáis, más destruiremos.
Ataca Tel Aviv.

Sobre una melodía pegadiza, la letra (traducida por el Instituto de Investigación Mediática de Oriente Próximo) se vuelve progresivamente más belicosa. "No queremos ni treguas ni negociaciones", afirman. Animan a los proyectiles a "volar la Knesset" y "sembrar el terror en Tel Aviv", al tiempo que se burlan de los israelíes de los refugios que "se ocultan por cobardía".

Con el paso de los años se han visto muchas canciones bélicas israelíes. De hecho, el conflicto sin final con los árabes ha engendrado parte de la música más castrense de Israel. Pero la mayoría habla de desear la paz y de un deseo de normalidad. El equivalente israelí de "Ataca Tel Aviv", éxtasis ante la perspectiva de matar al enemigo, es virtualmente impensable.

Otros vídeos palestinos también han recibido atención esta semana. Al-Aqsa TV, la cadena oficial dirigida por Hamás, viene emitiendo anuncios que animan a cometer atentados suicida y aconsejan a los israelíes que se preparen. "Venimos descuidando los ataques suicida", saluda un vídeo. "Búsquenos en el café o la parada de autobús más próxima". Un segundo vídeo, junto a imágenes de proyectiles lanzados contra Israel, advierte a "los sionistas" de no irse a dormir: "Puede que vayamos a buscarte cuando estés dormido". En otro más, Hamás reitera la jaculatoria que los yihadistas criminales de todo el mundo repiten por doquier: "Adoramos la muerte más de lo que vosotros queréis la vida".

La cobertura mediática de las hostilidades de Gaza tiende a poner el acento en los proyectiles y las bajas y las maniobras diplomáticas. No se enfatiza igual ni de lejos la enorme distancia moral que separa a Israel de su enemigo terrorista. Israel y Hamás no están en guerra por el territorio. Lo que les separa es un abismo cultural imposible de superar. Por un lado hay un estado judío que aspira a la paz con los vecinos y que repetidamente ofrece importantes concesiones para alcanzarla; por el otro, tenemos a un régimen fanático de yihadistas que glorifican la muerte y rechazan a los judíos como abominación -- y que están obsesionados con la idea de erradicar al único estado judío.

"Nuestra lucha contra los judíos tiene un alcance extremadamente amplio y profundo", anuncian los estatutos fundacionales de Hamás, repletos de odio. El éxito no vendrá, anuncia el Artículo 7, "hasta que los musulmanes combatan a los judíos y los asesinen; hasta que los judíos se oculten detrás de las rocas y los árboles, que gritarán: ¡Oh musulmán! ¡Hay un judío detrás de mí, ven y mátalo!´"

Que Hamás habla en serio no debería ser noticia a estas alturas. A estas alturas debería ser evidente hasta para el más empedernido de los ingenuos que mientras Hamás gobierne Gaza -- un estado palestino oficioso, con independencia de lo que se le llame -- nunca va a cesar en su búsqueda de la aniquilación de Israel. A los ojos occidentales puede parecer un objetivo improbable, teniendo en cuenta la enorme ventaja militar de Israel. Pero Hamás comprende el valor del terror. Cuando lanza cientos de proyectiles al otro lado de la frontera, cuando obliga a los israelíes a escuchar constantemente las sirenas que anuncian que tienen 15 segundos para encontrar refugio, Hamás se acerca progresivamente a su objetivo. Y cuando Israel responde por fin y solamente entonces se produce un escándalo internacional, Hamás se acerca todavía más.

La Secretario de Estado Hillary Clinton ponía rumbo a Oriente Próximo el martes. El Secretario General de las Naciones Unidas pedía un alto el fuego. El portavoz del Presidente Obama insistía en que "la mejor manera de solucionar esto es a través de la diplomacia". ¿Pero qué puede hacer la diplomacia con un enemigo que rechaza las normas más elementales del comportamiento internacional? ¿Que no es solamente indiferente al sufrimiento de su propia población, sino que lo celebra por su valor propagandístico? ¿Que distingue al terrorista suicida y que emite anuncios que prometen más atentados?

Cualquier alto el fuego ahora se traduce en la victoria de Hamás, que seguirá promocionando la violencia, el odio y la muerte. La diplomacia no sirve para solucionar los problemas que generan los regímenes terroristas. Tampoco sirven las concesiones unilaterales ni las resoluciones de las Naciones Unidas. La única solución es sacar del poder a los terroristas. Mientras Gaza siga siendo una tiranía gobernada por Hamás, la paz no será sino un sueño.

VÍDEOS:

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Jeff Jacoby es columnista del New York Times/ Boston Globe
Referencia:El Diario Exterior
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Por qué es frágil la tregua en Gaza



Marcos Aguinis
En la televisión uno puede emocionarse cuando una mujer árabe grita: "¡Que los israelíes desocupen Gaza de una vez !". Claro que la emoción tiene un significado distinto para el que goza de cierta información. Gaza ya fue totalmente desocupada por los israelíes hace siete años. Gaza no es más un "territorio ocupado". En 2005, el entonces primer ministro Ariel Sharon decidió sacar por la fuerza, incluso de los pelos, hasta el último colono israelí para darles con el gusto a los palestinos y convertir ese territorio en un espacio Judenrein . Durante décadas, miles de colonos judíos habían levantado prósperas granjas e invernaderos en la Franja. Pero eso era una cuestión menor ante la perspectiva de un arreglo firme mediante el proyecto "tierra por paz": Israel entrega tierra (que no le sobra) y los árabes otorgan la ansiada paz. Había que permitir que Gaza, con sus hermosas playas y curiosas ruinas arqueológicas, se convirtiera en una atracción turística, creciera económicamente y pusiera las bases del soñado Estado palestino que se desarrollaría junto a Israel.

Pero en Gaza se impuso la fracción terrorista Hamas , cuya Constitución exige de forma manifiesta el aniquilamiento de Israel. Incluso decidió actuar sin el control de la relativamente moderada Autoridad Palestina con sede en Ramallah. En vez de transformar ese territorio en el comienzo de un democrático y progresista Estado palestino, invierte todos los recursos, incluso la ayuda humanitaria internacional, en adquirir y fabricar armas. Perforó la frontera con Egipto mediante numerosos túneles que facilitaban el ingreso de los misiles provenientes de Irán.

El gobierno de Israel fue ingenuo al evacuar Gaza. Para los israelíes rige la conocida frase de Golda Meir: "No gozamos con las victorias militares; en cambio, gozamos cuando brota un nuevo tipo de algodón y cuando las frutillas colorean el país". Creyeron que esa frase también regía para los gobernantes de Gaza.

La historia demuestra, en cambio, que cada concesión de Israel es tomada por ciertos líderes como signo de debilidad. Así ocurrió cuando en la Guerra de la Independencia el ya triunfador, pero aún débil, ejército judío decidió devolver El Arish a Egipto y abstenerse de ocupar la Ciudad Vieja de Jerusalén porque el rey de Jordania prometía negociar la paz. Por desgracia hubo sólo un armisticio, pero no se firmó la paz ni acordaron fronteras definitivas. Así ocurrió de nuevo cuando Ben Gurión se replegó del Sinaí en 1956. Así fue cuando tras la aplastante Guerra de los Seis Días los gobiernos árabes reunidos en Jartum respondieron con los famosos "tres no" a las ofertas israelíes de negociar la paz: no reconocer a Israel, no negociar con Israel, no paz con Israel.

Por el contrario, bastó que tras la Guerra de Iom Kipur el presidente Anwar el Sadat ofreciese un arreglo para que el gobierno de Israel (de derecha, como se estila en la jerga actual) restituyese a Egipto un espacio dos veces más grande que el propio, con pozos petrolíferos, aeropuertos y espectaculares centros turísticos en Sharm el Sheik y Taba. También devolvió la ciudad de Kuneitra a Siria. Se replegó de El Líbano, confiado en que su gobierno impediría el acercamiento a la frontera de las milicias que responden a Hezbollah. Frente al presidente Clinton, el primer ministro de Israel cedió a todas las exigencias de Arafat, incluso dividir Jerusalén. Pero estos gestos no fueron suficientes. ¿Por qué? Porque Israel no comprende que el único gesto que desean sus vecinos para quizás elogiarlo es su desaparición.

Ocurre, sin embargo, que los judíos aman la vida. Ni siquiera aceptan que se fotografíen sus cadáveres. Por eso las fotos que muestra la prensa mundial se refieren únicamente a las víctimas árabes, en especial mujeres y niños. Israel jamás usa escudos humanos como los palestinos, sino que invierte fortunas en construir refugios, miles de refugios subterráneos para salvar a su gente. En Gaza se disparan los misiles desde escuelas, hospitales, mezquitas o barrios llenos de civiles. Luego cae la respuesta israelí y pueden mostrarse las lamentables víctimas. Es preciso saber que la aviación israelí derramó octavillas en árabe para indicar adónde tenía que dirigirse la población para que no la afectasen los proyectiles que apuntaron quirúrgicamente contra las lanzaderas de Gaza, pero quienes estaban demasiado cerca no pudieron evitar los impactos. ¿Hamas, en cambio, avisa adónde se dirigen sus cohetes?

Durante años, pero en especial durante los últimos meses, ha sido bochornoso el silencio que mantuvo la prensa sobre el tenaz bombardeo de Hamas. Un millón de israelíes debían correr a diario, a veces varias veces por día, a los refugios. Comparado con la Argentina, ese millón equivaldría a cuatro millones de personas. Imaginemos cuatro millones de argentinos corriendo diariamente a los refugios antiaéreos, dejando el trabajo, las escuelas, los hospitales, las oficinas, las fábricas. Imaginemos a padres desesperados que no encuentran a sus pequeños hijos y sólo tienen 15 segundos para alcanzar meterse bajo tierra.

Como dijo el columnista internacional Julián Schvindlerman, durante meses y meses los cohetes de Hamas fueron invisibles: sólo los veían los israelíes. Ningún organismo internacional, ningún gobierno, ningún medio de prensa tuvo la dignidad de denunciarlos con firmeza. ¿Por qué? La respuesta es difícil. Pero no para la memoria judía. Desde la Edad Media se insiste en que los judíos tienen la culpa de todo y beben la sangre de los niños. En Egipto tuvo gran éxito un culebrón televisivo donde niños musulmanes eran arrastrados a sótanos para que unos judíos siniestros les extrajeran la sangre de la carótida. Cuando Israel protestó por esta burda incitación al odio, el gobierno del dictador Mubarak contestó que no podía limitar la libertad de expresión...

Los palestinos se han convertido en las víctimas por excelencia, a las que nada se les puede exigir. Los israelíes, en cambio, en los victimarios sangrientos.

¿Qué pasaría si sólo un misil impactase en Londres, París o El Cairo? Turquía, por ejemplo, no demoró en bombardear Siria cuando un proyectil cayó dentro de su frontera. En este año golpearon a Israel centenares de misiles, sin que se valorase la admirable contención de su gobierno. Sí, su contención, porque la mayoría de los ciudadanos exigía que hubiese alguna respuesta para poner fin a la granizada de cohetes que mantenía en vilo a medio país. ¿Esperaba Israel la actuación de los organismos internacionales o de la prensa? Error. Las Naciones Unidas no se demoran en llamar a sesiones de emergencia por la causa palestina, pero jamás condenan un ataque contra Israel. ¿Por qué será? Sí, por las mismas razones que se acusó a los judíos de asesinar a Jesús, de la peste negra, de crímenes rituales, de querer dominar el mundo. En el inconsciente colectivo sigue reptando un gran odio ancestral.

Pregunta: ¿el actual conflicto empezó cuando hace una semana Israel decidió tomar represalias contra un jefe de Hamas o cuando desde hace meses y meses esa organización terrorista mantiene en vilo a centenares de miles de personas con proyectiles de corto, mediano y largo alcance recibidos en gran parte de Irán?

La insistencia en sólo culpar a Israel hará más difícil un arreglo permanente, porque vigoriza a los fundamentalistas. Urge mostrarles que la violencia no los conducirá a borrar del mapa un país o llevar a cabo otro genocidio. Ojalá que la agresión de Hamas contra Israel (también lo fue contra su propio pueblo) no haya sido para desviar la atención de las matanzas que prosiguen en Siria. No sería arriesgada la sospecha de que el reaccionario y teocrático Irán, para desviar la atención de su aliado Al Assad, haya ordenado a Hamas abrir el frente sur. Y, en ese caso, no sería arriesgado suponer que pronto Hezbollah abriría el frente norte desde el Líbano. Bastaría cualquier incidente para encender la chispa. Total, la culpa siempre la tendrá Israel.

Por ahora corresponde celebrar el cese del fuego. Debería ser continuado por una confiable supervisión internacional que ponga fin al desvío de los cuantiosos fondos que llegan a Gaza. Esos fondos son para el bienestar del pueblo, no para fabricar, comprar y disparar misiles contra Israel.

Referencia:lanacion
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Israelíes extraordinarios



Aatef Karinaoui, beduino, que vive en el desierto y se dedica a expandir el uso de las nuevas tecnologías a través del Proyecto Lehava, de tanto como trata de estar dentro es un outsider. A su pesar es un outsider, sí, él no quiere ser un bicho raro sino un tipo normal, l'uomo qualunque en su país, Israel, y su comunidad, la árabe. Y para conquistar esa normalidad está dispuesto a ser una personalidad relevante.

Karinaoui piensa participar en las legislativas del próximo 22 de enero como cabeza de lista de El Amal Lat'gir, la Esperanza por el Cambio, el primer partido árabe proisraelí. Y aspira a hacerse nada menos que con 6 de los 11 escaños árabes de la Knesset. Si se muestra tan optimista es porque cree que el discurso que maneja tiene calado pero no representación parlamentaria.

Echa pestes Karinaoui de los políticos árabe-israelíes, a su juicio una manga de mentirosos ladrones desleales, pirómanos que con gusto y saña harían de Israel una nueva Siria. "Alimentan la división y no representan a los árabes", le dijo recientemente al periodista del Times of Israel Philippe Assouline. "Llevan sesenta años defraudándonos. Dennos un solo mandato en la Knesset y en cuatro años haremos más por la gente que ellos en sesenta".

"Necesitamos una primavera árabe en Israel", afirma rotundo. "Una primavera árabe contra nuestros propios líderes árabes", aclara y remacha. Líderes como los diputados Hanin Zoabi, flotillera liberticida a bordo del funesto Mavi Marmara, e Ibrahim Sarsour, que condenó el "asesinato" del "jeque" Osama Ben Laden. O como los que se proclaman palestinos: "Que traten de presentarse en la Autoridad Palestina. A ver si los palestinos y Abu Mazen [alias terrorista del presidente de la ANP, Mahmud Abás] acogen sus candidaturas como palestinas. Podrían estar muertos al día siguiente". De muchos de ellos tiene la "absoluta certeza" de que "reciben dinero de agentes extranjeros, quizá Irán, Hamás o Nasrala [líder de Hezbolá]".

Karinaoui, que formó parte del Comité Central del derechista Likud y trabajó con Benjamín Netanyahu, Ariel Sharón y Natan Sharansky, se siente "orgulloso" de ser israelí y de ser árabe. "Los árabes tenemos que dar gracias a Dios por vivir en este país", proclama. "Queremos demostrar que somos ciudadanos leales y fieles"; pero también, advierte, necesitan "más apoyo y atención" por parte del Estado.

Claro que Israel, por supuesto que los árabes israelíes tienen problemas. Y en ellos (economía, educación, tierras...) pondrá el foco El Amal Lat'gir, no en la demolición del Estado judío y de "la única democracia de Oriente Medio". "Mira Siria, mira Egipto, mira Libia, mira Túnez, mira Bahréin: el problema no es Israel, son los árabes", dice el árabe Aatef, que sabe que sus semejantes son sin embargo no una sino la única solución.

***

Aatef Karinaoui sirvió como voluntario en las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), como tres de los hijos de Yousef Juhja, que también es árabe, que también es y se siente israelí, que también es sin quererlo un outsider.

Uno de los tres hijos militares de Yousef, Said, murió en acto de servicio en Gaza en 2004. Tenía 19 años. En su honor, y en el de otros siete soldados árabes caídos por Israel, Yousef erigió un memorial en su propio pueblo, junto a su propia casa. El pueblo de Yousef se llama Arara y está enclavado en el valle de Wadi Ara, "políticamente efervescente", tal y como lo describe Oren Kessler en esta extraordinaria pieza para el siempre recomendable Tablet Magazine.

Mientras que, nada más producirse la muerte del sargento Juhja, numerosos soldados, funcionarios ministeriales, incluso el por entonces presidente de Israel, Moshé Katsav, telefonearon a la casa [de Yousef], pocos fueron los habitantes de Arara que acudieron al funeral, y algunos comerciantes incluso se negaron a prestar sus servicios al doliente padre. Desde entonces han visitado el memorial varios miembros de la Knesset, ninguno de ellos árabe.

"Mandé al Ejército a tres de mis chicos con plena convicción", dice Yousef, que se sabe un "pionero". Kessler va más allá y lo califica de maverick, "inconformista", "disidente", pide el diccionario, que esta vez no me convence.

Juhja no es un "palestino residente en Israel", como gustan denominarse algunos árabe-israelíes, tampoco un "árabe de 1948", aunque nació precisamente en ese año, el de la (re)creación del Estado de Israel, que la abrumadora mayoría del mundo árabe y muchos árabe-israelíes conmemoran como una gran catástrofe: la Nakba. "No soy ciudadano de Jordania, ni del Líbano ni de Turquía, tampoco de la Autoridad Palestina. Soy un israelí árabo-musulmán". Ojo a esta manera de combinar las identidades porque no suele verse en los papeles. No se dice "árabe-israelí", sino "israelí árabo-musulmán" ("I am a Muslim-Arab Israeli"). Así que si le preguntas por su patria te responde que Israel y si por Dios, que reza a Alá.

Dios. De hecho salió en la conversación con Kessler:

En cuanto a la religión, soy devoto a mi manera. Doy gracias a Dios por darme un cerebro para pensar, y ojos para ver. Eso es para mí la religión. ¿Quiere Dios que nos entrematemos todos? No lo creo.

Yousef quiere que el memorial siga ahí, honrando la memoria de Said y otros árabes caídos por Israel ("Dios no lo quiera", pero tiene sitio en el memorial para más placas conmemorativas). Y como se va haciendo mayor, quiere que se haga cargo de él el propio Estado de Israel. Que no está muy por la labor. Yousef, tampoco por la de rendirse:

Junto con los otros afligidos padres a cuyos hijos se honra aquí, estoy planteándome hacer una huelga de hambre a las puertas del Ministerio de Defensa.

***

Les doy un tercer nombre, el de Anet Haschaya, 43 años, natural de Acre/Akko, divorciada, musulmana, mujer de armas tomar que alcanzó notoriedad este verano a cuenta de la derogación, por parte de la Corte Suprema, de la Ley Tal, que eximía del servicio militar a árabes y haredim (habitualmente denominados judíos ultraortodoxos) y era por ello duramente criticada por buena parte de la sociedad israelí.

"Los árabes tienen que dar más para tener más", dijo por entonces Haschaya, madre de tres hijos, dos chicos y una chica, todos ellos soldados (el mayor, Deddo, se licenció en fechas recientes tras servir dos años en el batallón Duchifat). "También los árabes, no sólo los haredim, deben soportar su parte de la carga, dejar de quejarse y alistarse en las IDF, o por lo menos en el servicio nacional [Sherut Leumi]".

Anet urge a los árabes a "levantar la cabeza" y "mirar al futuro" en vez de estar todo el rato con la vista puesta en el retrovisor. El pasado, pisado. Y como Aatef, tiene una pésima opinión del establishment político árabe-israelí: "Sólo miran por ellos mismos, en vez de preocuparse por la gente árabe", asegura; "desprecian el país, ¡y el país les paga por ello!", clama; "los que quieran luchar contra el país, que lo abandonen y lo hagan desde fuera", propone o reta.

"Nací y me crié en Israel, no tengo otra patria", se reafirma Haschaya. Ni quiere tenerla. Lo que quiere es vivir y prosperar –es peluquera– en la suya. Mejorarla. Dejar de ser, también ella –y sus hijos ("Estudiaron en hebreo y les enseñaron a amar su patria, y contribuir a ella tanto como les sea posible")–, un bicho raro. Un israelí extraordinario. marionoya.com
Referencia:Libertad Digital
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Una sobreviviente de Auschwitz y su grito del alma: no olvidar


Por Eugenia Rotsztejn de Unger

Testimonio del Holocausto.
Eugenia nació en Varsovia en 1926.
Judía, fue humillada por los nazis: pasó por el gueto y por varios campos de concentración donde “vivió” su adolescencia.
Cargó piedras y comió ratas y bichos para sobrevivir.
Al fin de la guerra pesaba 27 kilos.
Reside en la Argentina desde 1949.


El pasado en la piel. Aún se percibe el número 48914 que le grabaron
a Eugenia en Auschwitz-Birkenau, hace casi 70 años.



A la edad en que las niñas florecen, empecé a morir en el gueto de Varsovia.
Mi familia gozaba de una buena posición en Polonia y jamás nos imaginamos que la vida podía cambiar tanto.
De haber sabido lo que nos esperaba, nos habríamos suicidado.
Los Rotsztejn éramos seis: mi padre, mi madre, dos hermanos y una hermana.
Al fin de la guerra quedamos dos: mi mamá y yo.
La vida en el gueto –un barrio al que obligatoriamente debieron mudarse los judíos luego de la invasión alemana– fue el primer escalón al infierno.
A los hombres se los enviaba a los trabajos forzados.
Las condiciones de vida eran infrahumanas: la falta de comida, de higiene y las enfermedades mataban de forma lenta.
Otros preferían morir luchando. Esos organizaron el levantamiento del gueto, que quedó en la Historia como un símbolo de resistencia, de morir de pie.
Nadie se imagina cuánto heroísmo hubo en esa lucha. Sobre todo de los más jóvenes. Duró, creo, alrededor de un mes. Mucha de nuestra gente murió y también matamos a muchos nazis. Eso los enfureció aún más.
Mi padre había construido un búnker muy grande en los subsuelos de nuestro edificio. Cabían casi treinta personas.
Pero los alemanes tiraron bombas de gas que nos hicieron salir corriendo como ratas. Así nos fuimos escondiendo y hacinando en sitios cada vez más pequeños.
Sé que el encierro duró más de un año y también que, en ese período, perdí la noción clara del tiempo. Casi siempre, los que salían no volvían. Uno de mis hermanos y mi hermana, entre ellos.
Yo sentía, sin embargo, que alguien me cuidaba, como si posara una mano de oro sobre mi cabeza para salvarme una y otra vez.
Una noche mi mamá estaba sufriendo de cálculos en la vesícula y mi papá me pidió que me quedara con ella en un lugar aparte.
Fue entonces cuando cinco polacos de la zona aria entraron adonde estaba el resto del grupo y tomaron a la hija del rabino, una niña de trece años. Delante de todos, la violaron hasta matarla.
La señora Brenner, una buena vecina, nos refugió en un horno de pan. Éramos catorce personas.
Aún hoy, miro los hornos de las pizzerías sin explicarme cómo fue que entramos allí.

Alguien nos delató y los nazis nos obligaron a salir.
Un soldado me ordenó que me sacara la ropa. Seguramente, yo iba a correr la misma suerte que la hija del rabino, pero en el momento en que me desnudé sufrí una hemorragia tan grande que le di asco. Pero a dos oficiales de la SS les gustaba mi cabello y el de mi mamá, y en la calle nos raparon.
Nadie nos reconocía, tan desfiguradas estábamos por la falta de pelo y de alimento.
Los judíos fuimos conducidos a los transportes que nos trasladarían a los campos. ¿Un recuerdo? El de una mujer en la fila, cargando una valija.
Le ordenaron dejarla y ella se negó. Acribillaron la valija y luego a ella. De la maleta abierta, cayó un niño pequeño.
Ese día, a mi padre y a mi otro hermano los sacaron de la fila y nunca más los vi.
En trenes destinados al ganado, sin agua ni ventilación, llegamos a Majdanek, un campo donde durante varios meses debíamos romper piedras y cargarlas sin otra finalidad que la de torturarnos.
En una ocasión, nos hicieron detener el trabajo para hacer el recuento de prisioneros. Decían que una chica había intentado escapar.
Nos reunieron en una suerte de plaza para que presenciáramos su ahorcamiento.
Quedó días colgada allí a modo de ejemplo de lo que nos ocurriría si nos rebelábamos.
Un viaje aun peor que el primero nos depositó a los que quedábamos vivos –menos de la mitad– en Birkenau.
Si todavía conservábamos alguna seña de nuestra identidad, nuestras ropas, por ejemplo, en ese lugar la perdimos.
Para reconocernos, nos tatuaron en el brazo el número que todavía conservo: 48914.
Y nos vistieron con esa especie de pijama a rayas, inútil para protegernos del frío insoportable.
El único consuelo en medio de tanta desolación era sabernos en un lugar sólo para mujeres.
Recibíamos una sola comida diaria: un pedazo de pan duro y mohoso y una sopa de agua sucia a la que les agregaban las cáscaras de zanahoria y papas.
Había que saber comer: yo comía por miguitas, así pude resistir.
Los que comían de una vez la ración, se morían más rápido. El problema era quedarse dormida porque entonces alguien te robaba.
Yo también vivía obsesionada por robar comida. A tal punto que pasaba ocho, diez veces por día frente a los crematorios sabiendo que también iría a parar ahí, pero no me importaba, lo único importante era conseguir algo para llevarme a la boca: bichos, ratas, lo que fuera.
Nuestra única posesión era una palangana de lata, ahí nos servían la comida, ahí nos ponían el agua, ahí hacíamos nuestras necesidades.
Las diarreas eran muy frecuentes y las letrinas quedaban a más de doscientos metros de las barracas, de manera que usábamos la palangana, pero la mayoría de las veces no llegábamos.
Entonces, aparecían las capo, mujeres brutales que montaban a caballo repartiendo cadenazos, y nos mandaban a arrodillarnos sobre el pedregullo durante horas, bajo la nieve.
Todo estaba planeado para que fuéramos muriendo sin evitarnos ningún sufrimiento.
Por las noches sentía que sobre mí pesaba una pierna, un brazo, que yo corría con fastidio para comprobar, con las primeras luces, que se trataba de un cadáver.
En esos años atroces, conocí un gesto de bondad, y provino de los gitanos que ocupaban en Birkenau un sector aparte.
Cuando podía, me escapaba hasta sus barracas. Ellos me tejieron un pulóver con papeles retorcidos.
Desde entonces, amo a los gitanos. También a ellos los exterminaron en el campo.
Mi adolescencia transcurrió trabajando como esclava metalúrgica de la fábrica Unionworke donde armaba granadas y bombas junto con mi madre. Nos habían trasladado a Auschwitz.
Para muchos ése era el destino final, pero nosotras seguíamos vivas, a pesar de haber sufrido fiebre tifoidea y disentería.
Un día, los nazis nos sacaron a los gritos. Debíamos abandonar pronto el campo de exterminio ante el avance de los rusos.
Nos ilusionamos con la posibilidad de la libertad pero, en realidad, estábamos iniciando la Marcha de la Muerte.
Caminábamos –nos arrastrábamos– por un lugar muy estrecho sin salirnos de la fila.
A los costados, el terreno estaba minado. Vi a una chica volar en mil pedazos.
La mayoría no resistió el esfuerzo. Yo me daba cuenta de que la guerra se acababa. Los nazis estaban más preocupados por salvar el propio pellejo y se desentendieron de nosotros. Conseguí subir a mi madre a un carro y perdí contacto con ella.
De repente, me encontré libre. Tenía casi 20 años y pesaba 27 kilos. Libre y sola.
Lo había perdido todo: no tenía familia, casa ni país. ¿Adónde iba a volver?
Polonia era una tierra ensangrentada. Empezaba una nueva etapa, sí, pero el sufrimiento no se terminaba.
En lugar de los soldados alemanes, ahora llegaban los rusos.
Tenían otra actitud con los prisioneros liberados pero estaban desesperados por mujeres. El acoso era constante. Me pintaba la cara con carbón, usaba pantalones y me ponía un pañuelo para parecer una vieja, aunque ni las viejas se salvaban. Muchas chicas murieron vejadas.
Yo me unía a distintos grupos, viajando sin destino. Pasé por Hungría, Checoslovaquia y Austria.
Nadie sabía qué hacer con los sobrevivientes judíos. En algún momento, UNRRA (Administración de las Naciones Unidas para Ayuda y Rehabilitación) nos condujo hasta un campo de refugiados en Módena, Italia. Allí recuperé la sensibilidad, el pudor.
Allí conocí a mi esposo, David Unger, y a su hermano Enrique, ambos combatientes en el gueto de Varsovia. Armamos una pequeña familia.
El embarazo de mi hijo Leonardo me hizo experimentar por primera vez después de años algo parecido a la felicidad.
Yo tenía una preocupación: conseguir lo necesario para mi bebé y vendiendo papeles para cigarrillos logré hacerme de un cochecito. Luego nos trasladaron a Santa María di Leuca, donde nació Leonardo. Es imposible describir lo que significó. Volvía a tener algo propio –así sentía a mi hijo– y era hermoso.
Permanecimos dos años y medio en Italia. Soñábamos con instalarnos en Israel, pero las complicaciones para viajar a allí se multiplicaban porque Palestina aún estaba bajo dominio británico y no dejaba entrar a más judíos.
Mi marido consiguió localizar a una tía en la Argentina que se preocupó y empezó los trámites para traernos vía Paraguay porque la Argentina de Perón, como muchos otros países, también ponía reparos a la posibilidad de recibir a sobrevivientes hebreos.
Partimos desde Francia rumbo a Río de Janeiro en un barco en estado desastroso.
Cinco semanas de vómitos y mareos para Leonardo y para mí. La belleza de Río nos deslumbró, era tan distinto de todo lo que conocía. Para mejor, nos tocó el carnaval.
Sin embargo, estábamos ansiosos por viajar a Asunción, última etapa de nuestro periplo.
De esa ciudad paraguaya, recuerdo con deleite las noches cálidas llenas de guitarras y canciones. Tras varios meses de espera, a punto de embarcar a la Argentina, una mujer muy embarazada le pidió a mi marido su lugar, que él le cedió.
En 1949, bajé con mi hijo por error en Rosario, creyendo que era Buenos Aires: desconocía el idioma y me guié por la gente que descendía.
Mi única pertenencia era Leonardo. Me encontraba perdida y desamparada. Dormimos en la calle.
Finalmente me reuní con David y su hermano. Lo que siguió fue trabajo y más trabajo empezando desde cero. Fueron años de esfuerzos, pero el resultado nos pertenecía y soñábamos con el futuro.
Durante estas décadas, el llanto fue moneda corriente, a toda hora, porque el pasado siempre volvía –y sigue volviendo– para atormentarme.
Mis hijos Leonardo, y Néstor que nació aquí, sufrieron mucho. De niños se despertaban por las noches escuchando mis gritos y los de mi marido.
Entonces decidí empezar a contar. Alguien tenía que hacerlo, abrir la boca para decir lo que había pasado.
Los sobrevivientes que empezamos a juntarnos éramos patéticos, estábamos mudos.
Me desesperaba pensar que nuestro dolor se iba a borrar sin que nadie se enterara del horror que habíamos padecido. Y no sólo los judíos: también los homosexuales, los gitanos, los locos, los viejos…
Yo creo que me salvé para dejar testimonio. Esa es mi fuerza y mi misión.
Dediqué mi vida a hacer conocer esta parte de la historia.
Escribí dos libros –“Después de Auschwitz. Renacer de las cenizas” y “Holocausto, lo que el viento no borró”– y viajé por muchos sitios.
Mis hijos me dicen “Basta, mamá, hasta cuándo, ya son cuarenta años que andás por todos lados contando lo que te pasó”.
Pero me sale del alma: no olvidar, no olvidar.


Referencia:Clarin
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La Cúpula de Hierro
una increible maravilla tecnológica.



La Cúpula de Hierro forma parte de una estrategia de defensa multicapa del Ministerio de Defensa que incluye el escudo antimisiles Flecha (Arrow) 3, aún en desarrollo, Flecha 2, que ya es operativo, la Varita Mágica y la Cúpula de Hierro. El Departamento de I+D del Ministerio de Defensa es el principal promotor del sistema como ente responsable de la creación de las infraestructuras científicas y tecnológicas necesarias para desarrollar sistemas de defensa vanguardistas y avanzados.

La Cúpula de Hierro es el primer y único sistema operativo del mundo capaz de interceptar cohetes de corto alcance. Se hizo operativo en 2011 tras 3 años de desarrollo. Hasta el momento, el sistema ha interceptado más de 300 cohetes con un índice de éxito que se sitúa entre 85% y 90%.

Hemos sido testigos de esta maravilla, que no deja de impresionarnos, cuando cada día son lanzados hacia las oficinas de LatamIsrael decenas de misiles. Probablemente de nos ser por este increíble desarrollo tecnológico militar, no podríamos estar haciendo en estos momentos LatamIsrael.

En el caso de la Cúpula de Hierro, además de incluir diversos avances tecnológicos significativos, el proyecto se ha conseguido llevar a término en un tiempo récord y con unos costes reducidos sin precedentes para un sistema de esta envergadura, todo ello gracias a la motivación, la creatividad y la capacidad de gestión del equipo de desarrollo y producción. Estas características les ha valido a los equipos del Departamento de I+D, Rafael, m-Prest, Elta y las Fuerzas Aéreas el Premio de Defensa este año.

Las cuatro primeras baterías entregadas a las FDI fueron desplegadas en distintas zonas de acuerdo con las necesidades de defensa. El desarrollo y producción de la quinta batería se han acelerado para poder instalarla y proteger nuevas zonas densamente pobladas. La sexta batería está en desarrollo en fase avanzada y se entregará a las Fuerzas Aéreas en 2013. Habrá subsiguientes baterías hasta alcanzar las 13, con las que se espera abarcar y proteger la totalidad del territorio israelí.



La Cúpula de Hierro tiene una importancia sin precedentes en el marco de la seguridad de Israel. Si bien la utilización del escudo antimisil resulta sumamente costoso, (cada cartucho cuesta unos 50.000 dólares), el ahorro que representa en términos de vidas humanas y daños materiales es incalculable. Ha salvado ya las vidas de cientos de miles de habitantes del sur del país (posiblemente las nuestras también), y ya no sólo del sur, ha evitado enormes daños materiales en zonas densamente pobladas, y representa una escudo moral para los ciudadanos amenazados por los incesantes diluvios de proyectiles que le han dado en llamar la “Cúpula de Oro”.

Desde que comenzó la Operación ‘Pilar Defensivo’, la Cúpula de Hierro ha interceptado con éxito más de 300 cohetes dirigidos hacia la población israelí. La cantidad de proyectiles lanzados desde la Franja de Gaza son muchos más, pero la Cúpula de Hierro se utiliza únicamente cuando los misiles se identifican con dirección a caer en zonas pobladas.

En resumen, la Cúpula de Hierro es el escudo que da fuerzas a la población para resistir el aluvión de misiles, y demás proyectiles, más de 800, que han llovido sobre tierra israelí en los últimos días a los que habría que sumar los de las últimas semanas, los últimos meses, los últimos años… miles.



Asi decia el Ministro de Defensa de Israel tras su visita a la batería de la Cúpula de Hierro:

“Estamos aquí, en la ubicación de la Cúpula de Hierro que protege Gush Dan, el área metropolitana de Tel Aviv. La quinta batería ha sido desplegada siguiendo un procedimiento de emergencia pasando directamente de la producción a su ubicación actual. Pocas horas tras su estacionamiento, realizó la primera interceptación con éxito y desde entonces ha realizado otras dos sobre el área de Tel Aviv. Se trata de un logro extraordinario en el que han participado en primer lugar el personal de defensa aérea con los que estamos encantados de estar aquí, pero también es un gran logro que se debe a las empresas de la industria de defensa que han participado bajo el liderazgo de Rafael y la IAI. Se trata de un logro sin precedentes. Creo que nos acercamos a las 300 interceptaciones con un 90%, quizá algo menos, de éxito.

No existe ejército en el mundo que tenga un sistema como éste, no existe país, ni población civil. Es cierto que la amenaza que se cierne sobre nosotros es única. Pero también son extraordinarios las capacidades y los logros de la defensa acompañados de las capacidades ofensivas de las FDI que han podido experimentar Hamás y la Jihad Islámica en Gaza.

Creo que desde ahora podemos mirar hacia el futuro con optimismo. Requerirá tiempo, más recursos, pero hay una capacidad básica, con la Cúpula de Hierro y con las mejoras que se irán incorporando, que defiende al Estado de Israel de la mayor parte de las amenazas, los misiles de corto y medio alcance. Llevará unos años, requerirá miles de millones de shekel, pero lo conseguiremos.”

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Referencia:Latamisrael
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