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8 de marzo de 2015

Discurso del primer Ministro Beniamin Netanyahu en el Capitolio de Washington, 3 de marzo, 2015




Presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner,

Presidente Pro -Tempore, Senador Orrin Hatch,

Senador Líder de la Mayoría, Mitch McConnell,

Líder de la Minoría de la Cámara, Nancy Pelosi, y

Líder de la Mayoría de la Cámara, Kevin McCarthy.

Deseo referirme al Senador, Líder demócrata, Harry Reid. Harry, es bueno verte otra vez en  marcha. Supongo que es cierto lo que dicen, no puedes mantener derribar  a un buen hombre.

Amigos míos;

Estoy profundamente agradecido por  dirigirme, por tercera vez, al principal organismo legislativo en el mundo, el Congreso de los Estados Unidos. Deseo agradecer a todos ustedes por estar hoy, aqui.

Sé  que mi discurso fue  tema de mucha controversia. Lamento que algunos consideran que, mi presencia aquí, tiene fines políticos. Esa nunca fue mi intención.

Deseo agradecer a Demócratas y Republicanos por su apoyo, año tras año y década tras decada,  a Israel. Sé que no importa en qué el lado del pasillo se encuentran,  están con Israel. La alianza excepcional, entre Israel y  Estados Unidos,  siempre trascendió la política y siempre la trascenderá porque nosotros, Estados Unidos e Israel, compartimos un destino común;  el destino de tierras prometidas que aprecian la libertad y ofrecen esperanza.

Israel agradece el apoyo de Estados Unidos, del pueblo americano y de sus presidentes desde Harry Truman hasta Barack Obama. Valoramos todo lo que el Presidente Obama hizo por nosotros. Parte de este apoyo es conocido con amplitud,  como el fortalecimiento de la colaboración en cuestiones de seguridad e inteligencia y su oposición en resoluciones anti-israelíes  en  Naciones Unidas.

Pero, algo de lo que el Presidente Obama hizo  por Israel es menos conocido. En 2010, cuando solicité su ayuda durante el incendio en los Bosques del Carmel  envió, de inmediato, urgente ayuda. En 2011, una vez más nos proporcionó ayuda vital cuando nuestra embajada, en El Cairo, fue asediada y  brindó su apoyo enviando más interceptores de cohetes durante la operación del verano contra los terroristas de Hamas. En todos esos momentos, llamé al presidente y siempre estuvo para ayudarnos. Y otras cosas que hizo el presidente por Israel nunca se darán a conocer, ya que se relacionan con asuntos delicados y estratégicos entre el presidente de los Estados Unidos y el primer ministro de Israel. Pero lo sé y siempre agradeceré al presidente Obama su apoyo.

Israel les agradece a ustedes, el Congreso estadounidense,  por su sostén; en particular por la  ayuda militar, por proporcionar el sistema de defensa antimisiles (Cúpula de Hierro).  Durante el verano pasado, millones de israelíes fueron protegidos de los miles de cohetes, lanzados por Hamas contra la población civil, gracias a la Cúpula de Hierro. Gracias Estados Unidos. Gracias por todo lo que hicieron por el Estado de Israel.

Amigos míos,

Hoy, llegó aquí porque, como primer Ministro de Israel, siento la  profunda obligación de hablarles sobre un asunto que puede amenazar la supervivencia de mi país y el futuro de mi Pueblo: las aspiraciones de Irán para obtener armas nucleares.

Somos un pueblo antiguo. En nuestros, casi, 4,000 años de historia muchos intentaron, una y otra vez,   destruir al Pueblo judío. Mañana por la noche, en la festividad judía de Purim, leeremos el Libro de Esther. Estudiaremos sobre un poderoso virrey persa, llamado Amán, que conspiró, hace unos 2500 años,  para destruir al Pueblo judío. Pero, una valerosa mujer judía, la reina Esther, expuso la trama y concedió al Pueblo judío el derecho a defenderse de sus enemigos.  El plan fue frustrado. Nuestro pueblo sobrevivió.

Hoy  el Pueblo judío se enfrenta a un nuevo intento de destrucción  por otro líder persa; el  líder supremo de Irán, Ayatolá Jamenei disemina el odio más antiguo;  el odio más antiguo del antisemitismo con la más nueva tecnología. Envía mensajes en Twitter diciendo que Israel debe ser aniquilado. Saben que, en Irán,  Internet no es  gratuito. Sin embargo,  sigue enviando mensajes que Israel debe ser destruido.

Para aquellos que creen que Irán amenaza al Estado judío (pero no al pueblo judío), escuchen a Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah,  principal representante terrorista de Irán. Dijo: “Si todos los judíos se reúnen en Israel, nos ahorrarán la molestia de perseguirlos en todo el mundo”.

Pero el régimen de Irán no es, solo,  un problema judío al igual que el régimen nazi no fue sólo un problema judío. Los 6 millones de judíos asesinados por los nazis fueron una fracción de los 60 millones de personas que murieron en la Segunda Guerra Mundial. Así,  el régimen iraní representa una grave amenaza no sólo para Israel, sino para la paz del mundo entero.

Para entender el peligro de un Irán con armas nucleares, debemos comprender  la naturaleza del régimen. El pueblo de Irán tiene  talento. Es heredero de una de las grandes civilizaciones del mundo. Pero, en 1979, fueron secuestrados por fanáticos religiosos que impusieron, de inmediato, una dictadura oscura y brutal. Ese año, los extremistas  redactaron una Constitución, una nueva Constitución para Irán,  que obliga  a la Guardia Revolucionaria  no sólo proteger las fronteras de Irán, sino cumplir con la misión ideológica de la  yihad. El fundador del régimen, Ayatolá Jomeini, instó a sus seguidores a “exportar la revolución a todo el mundo.”  Estoy ahora aquí, en Washington DC, y la diferencia es tan clara. El documento fundador de Estados Unidos promete vida,  libertad y búsqueda de la felicidad. El documento fundador de Irán promete la muerte,  tiranía y  búsqueda de la yihad.

Y, a medida que los estados en Oriente Medio colapsan, Irán cubre el vacío para hacerlo.  Los matones de Irán en Gaza, sus lacayos en  Líbano, y sus guardias revolucionarios en los Altos del Golán están atenazando a Israel con tres tentáculos del terror.

Respaldado por Irán, Assad está masacrando a los sirios.

Respaldadas por Irán, las milicias chiíes están arrasando en Irak.

Respaldados por Irán, los houthis están asumiendo el control de Yemen, amenazando a los estrechos estratégicos en la boca del Mar Rojo, junto con el estrecho de Ormuz que proporcionaría a Irán un segundo punto de ahogo sobre el suministro del petróleo del mundo. Justo la semana pasada, cerca de Ormuz, Irán llevó a cabo un ejercicio militar haciendo explotar un falso portaaviones estadounidense. Eso sucedió apenas la semana pasada, en medio de las conversaciones nucleares con Estados Unidos.

Pero, con pesar,  en los últimos 36 años, los ataques de Irán contra los Estados Unidos no fueron simulacros  y los objetivos fueron muy reales. Irán tomó a docenas de estadounidenses como rehenes en Teherán, asesinó a cientos de soldados  y marines estadounidenses en Beirut, y fue el responsable de la matanza y mutilación de miles de hombres y mujeres de las fuerzas americanas en Irak y Afganistán.  Más allá de Medio Oriente, Irán ataca a Estados Unidos y a sus aliados a través de su red de terror global. Voló el centro de la comunidad judía y la embajada de Israel en Buenos Aires;  ayudó a Al Qaeda a bombardear las embajadas estadounidenses en África. Incluso intentó asesinar al embajador saudí, aquí en Washington DC.

En  Medio Oriente, Irán domina, ahora,  cuatro capitales árabes: Bagdad, Damasco, Beirut y Sanaa. Y, si la agresión de Irán no se controla, seguirá adelante. Entonces, mientras muchos esperan que Irán se integre a la comunidad de naciones, Irán se ocupa de  tragarse a las naciones.  Debemos permanecer unidos para detener la marcha de la conquista, la sumisión y el terror de Irán.

Hace dos años, nos dijeron que debíamos  dar una oportunidad al presidente Rouhani y al canciller Zarif de traer el cambio y la moderación a Irán. ¡Semejantes cambios! ¡Semejante moderación!  El gobierno de Rouhani cuelga a homosexuales, persigue a los cristianos, encarcela a periodistas y ejecuta a más presos que antes.  El año pasado, el mismo Zarif, el encanto de los diplomáticos occidentales, colocó una ofrenda floral en la tumba de Imad Mughniyeh, el cerebro terrorista que derramó más sangre estadounidense que cualquier otro terrorista, con excepción de Osama bin Laden. Me gustaría ver quién preguntará  sobre eso. El régimen de Irán es tan radical como siempre. Sus gritos de “Muerte a Estados Unidos”, ese mismo Estados Unidos al que llama el “Gran Satán (Diablo),” es tan fuerte como siempre.

Ahora, eso no debe sorprender  ya que, la ideología del régimen revolucionario iraní, está  arraigada al Islam militante y ese es el motivo por el que este régimen será siempre enemigo de Estados Unidos.

No se engañen! La batalla entre Irán e ISIS no convierte a Irán en un amigo de Estados Unidos. Irán e ISIS compiten  por la corona del Islam militante. Uno se llama a sí mismo República Islámica y el otro Estado Islámico. Ambos pretenden imponer un imperio islámico militante en la región y, luego, en el mundo entero. Sólo se diferencian sobre quién será el gobernante de ese imperio.  En este letal juego de tronos no hay lugar para Estados Unidos o para Israel, ni paz para cristianos, judíos o musulmanes que no comparten el credo islámico medieval. No hay derechos para las mujeres o libertad para cualquier persona.  Entonces, cuando se trata de Irán e ISIS, el enemigo de tú enemigo es tú enemigo.

La diferencia radica en que ISIS está armado con cuchillos de carnicero, armas capturadas y YouTube, mientras que Irán podría, en poco tiempo, disponer de  misiles balísticos intercontinentales y bombas nucleares. Siempre debemos recordar – lo diré una vez más – los mayores peligros que enfrenta nuestro mundo es el matrimonio del Islam militante con las armas nucleares.

Derrotar a ISIS y dejar que, Irán, obtenga armas nucleares es ganar la batalla y perder la guerra. No podemos permitir que eso suceda. Pero eso, Amigos míos, es – con exactitud-   lo que podría pasar si el acuerdo, que está siendo negociado, es aceptado por Irán. Ese tratado  no impedirá que Irán desarrolle armas nucleares. Sólo garantizará que Irán obtenga muchas de  esas armas.

Explicaré ¿por qué?  Mientras que el acuerdo final aún no se firmó, ciertos elementos de cualquier posible pacto son,  ahora, tema de interés público. No necesitamos los servicios de inteligencia y la información secreta para saberlo. Lo podemos buscar en Google. 

En ausencia de un cambio dramático sabemos, con certeza, que cualquier acuerdo con Irán incluirá dos concesiones importantes. La primera gran autorización dejaría a Irán con una vasta infraestructura nuclear, ofreciéndole  un corto “tiempo de fuga” hacia la bomba. El “tiempo de fuga” es el lapso que lleva acumular suficiente uranio o plutonio para una bomba nuclear.

Según el acuerdo, no sería demolida ni una sola planta nuclear. Miles de centrifugadoras,  utilizadas para enriquecer uranio, se mantendrían en funcionamiento. Miles más serían, por un tiempo,  desconectadas pero no destruidas.  Debido a que el programa nuclear de Irán quedaría, casi,  intacto;  el tiempo de fuga de Irán sería corto (alrededor de un año según la evaluación de Estados Unidos e, incluso, más corto según la de Israel).  Y si  el trabajo de Irán en centrifugadoras avanzadas,  cada vez más veloces, no es detenido;  ese tiempo de fuga podría ser más corto, bastante más corto.

Cierto;  se impondrían algunas  restricciones sobre el programa nuclear iraní y la adhesión de Irán a esas limitaciones sería supervisada por inspectores internacionales. Pero, aquí está el problema;  ven a los inspectores que documentan violaciones pero  no las detienen. Los inspectores sabían cuando Corea del Norte irrumpió hacia la bomba. Eso no impidió nada. Corea del Norte apagó las cámaras y expulsó a los inspectores. En pocos años, obtuvo la bomba.  Ahora se nos informa que,  en  cinco años,  Corea del Norte podría tener un arsenal de 100 bombas nucleares.  Al igual que Corea del Norte, Irán, desafió a los inspectores internacionales. Lo hizo, al menos, en tres ocasiones (2005, 2006, 2010). Al igual que Corea del Norte, Irán rompió los cerrojos y apagó las cámaras.  Ahora, y sé que no es una sorpresa para  de ustedes, Irán no sólo desafía inspectores. Juega, con ellos, al gato y el ratón.

El organismo de vigilancia nuclear de Naciones Unidas,                AIEA, informó ayer, otra vez, que Irán sigue negándose a confesar su programa nuclear militar. Irán  fue atrapado, no una sino dos veces, operando plantas nucleares secretas en Natanz y Qom; instalaciones  que, los inspectores, ni siquiera sabían que existían.  En este preciso momento, Irán podría estar ocultando plantas nucleares de las que nosotros, Estados Unidos e Israel, no tenemos conocimiento. Como dijo el ex jefe de inspecciones de la AIEA (2013): “Si  hay instalaciones no declaradas hoy en Irán, será  la primera vez, en 20 años, que eso no suceda.”

Irán demostró,  una y otra vez,  que no es confiable.  Y ese es el motivo por el que, la primera gran concesión,  es preocupante  ya que deja a Irán con una vasta infraestructura nuclear y cuenta con los inspectores para evitar una fuga. Esa autorización crea un peligro real:  Irán podría llegar a la bomba mediante la violación del acuerdo.

Pero, el segundo gran permiso, crea un peligro aún mayor: Irán podría llegar a la bomba, manteniendo el acuerdo. Porque, en la práctica, todas las restricciones sobre el programa nuclear de Irán caducarán, de manera automática, en casi  una década. Diez años  puede parecer mucho tiempo en la vida política pero es un abrir y cerrar de ojos en la vida de una nación. Es un abrir y cerrar de ojos en la vida de nuestros hijos. Todos tenemos la responsabilidad de considerar lo que sucederá cuando, las capacidades nucleares de Irán, sean en lo cotidiano,  irrestrictas y todas las sanciones se hayan levantado. Entonces, Irán  tendría la libertad de construir una enorme capacidad nuclear,  con posibilidad de producir muchas bombas nucleares.

El líder supremo de Irán lo dice abiertamente. Afirma  que Irán planea tener 190,000 centrifugadoras (no 6,000 o, incluso, 19,000  como las que tiene hoy)  sino 10 veces esa cantidad – 190,000 centrifugadoras que enriquecerán uranio. Con esta capacidad masiva, Irán podría hacer, en cuestión de semanas,  el combustible para un arsenal nuclear. Solo tiene que tomar la decisión.  Mi viejo amigo, John Kerry, Secretario de Estado, confirmó, la semana pasada, que Irán podría poseer legítimamente esa capacidad de centrifugadoras masivas cuando el acuerdo expire. Ahora quiero que lo piensen. El patrocinador más importante del terrorismo global podría estar a semanas de tener suficiente uranio enriquecido para todo un arsenal de armas nucleares y eso con plena legitimidad internacional.

Y, por cierto, si el programa de misiles balísticos intercontinentales de Irán no forma parte del acuerdo y, hasta el momento, Irán incluso niega a ponerlo en la mesa de negociaciones;  Irán podría tener los medios para enviar ese arsenal nuclear a los de extremos más remotos de la tierra, incluyendo Estados Unidos.

Así que ustedes pueden observar, Amigos míos, este acuerdo tiene dos concesiones importantes: una, dejar a Irán con un vasto programa nuclear y, dos, el levantamiento de las restricciones sobre ese programa en, casi, una década. Ese es el motivo por el que este acuerdo es tan malo. No bloquea el camino de Irán a la bomba sino que  allana el camino de Irán a la bomba.

Entonces, ¿por qué alguien haría este acuerdo? Porque esperan que Irán cambie para mejor en los próximos años, o creen que, la alternativa a este acuerdo, es peor. No estoy de acuerdo. No creo que el régimen radical de Irán cambiará para mejor después de ese tratado. Ese régimen estuvo, durante 36 años, en el poder  y su  voracidad por la agresión crece  cada año. Este pacto  sólo alimentará el apetito de Irán.

¿Irán sería menos agresivo cuando se levanten las sanciones y su economía se fortalezca? ¿Si Irán está, en este momento con sanciones,  engullendo a cuatro países, ¿Cuántos  países más devorará Irán cuando las sanciones sean levantadas? ¿Irán financiaría menos terrorismo cuando tenga montañas de dinero en efectivo con el cual financiar más terrorismo? ¿Por qué debería cambiar, para mejor,  el régimen radical de Irán cuando puede disfrutar de lo mejor de ambos mundos: Agresión en el exterior, prosperidad en casa?  Esta es una pregunta que todos hacen en nuestra región. Los vecinos de Israel, los  de Irán, saben que Irán será aún más agresivo y patrocinará más terrorismo cuando su economía sea liberada y se abra camino hacia la bomba. Y muchos de esos vecinos dicen que responderán, entrando en carrera, para obtener sus propias armas nucleares. Entonces ese acuerdo no cambiará a Irán para mejor sino que cambiará  Medio Oriente para peor. Un acuerdo que, bajo el supuesto de impedir la proliferación nuclear, provocaría una carrera armamentista en la región más peligrosa del planeta. Ese tratado no será un “adiós a las armas”, sino un adiós al control de armas. Y,  Medio Oriente,  pronto estaría entrecruzado por  trampas nucleares; una región donde, las pequeñas escaramuzas, pueden disparar grandes guerras se convertiría en un polvorín nuclear.

Si alguien piensa que ese convenio posterga el problema, piénsenlo otra vez. Cuando vayamos por ese camino, enfrentaremos un Irán  más peligroso, un Medio Oriente lleno de bombas nucleares y una cuenta regresiva hacia la  potencial pesadilla nuclear.

Damas y caballeros;

Llego aquí, hoy, para decirles que no tenemos que apostar la seguridad del mundo con  la esperanza que Irán cambiará para mejor.

No tenemos que jugar con el futuro y con el porvenir  de nuestros hijos.

Podemos insistir en que las restricciones, sobre el programa nuclear de Irán, no sean levantadas mientras Irán continúa con su agresión regional y mundial. Antes de levantar esas restricciones, el mundo debe exigir que Irán haga tres cosas. Primero, que detenga su agresión contra sus vecinos en  Medio Oriente. Segundo, que deje de apoyar al terrorismo en el mundo. Y tercero, que no amenace  con aniquilar a mi país, el Estado de Israel,  el único Estado judío.

Si las potencias mundiales no están preparadas para insistir en que Irán cambie su comportamiento antes de que sea firmado un acuerdo, al menos deben insistir en que Irán modifique su comportamiento antes que expire el acuerdo. Si Irán cambia su comportamiento las restricciones se levantaran. Si Irán no lo modifica, las restricciones deben permanecer. Si Irán quiere ser tratado como un país normal, debe actuar como un país normal.

Amigos míos,

¿Qué  hay del argumento que no hay alternativa a este acuerdo, que el conocimiento nuclear de Irán no puede ser eliminado, que su programa nuclear está tan avanzado que, lo mejor que podemos hacer, es retrasar lo inevitable, siendo, en esencia,  lo que busca hacer el acuerdo propuesto?

El conocimiento nuclear, sin infraestructura nuclear, no logra mucho. Un conductor de coche de carreras no puede manejar sin vehículo. Un piloto, sin un avión, no puede volar. Sin miles de centrifugadoras, toneladas de uranio enriquecido o plantas de aguas pesadas, Irán no puede hacer armas nucleares.

El programa nuclear de Irán puede ser revertido más allá de la propuesta actual al insistir en un pacto  mejor y mantener la presión sobre un régimen muy vulnerable, en especial  en vista al  reciente colapso en el precio del petróleo.

Ahora, si Irán amenaza con alejarse de la mesa – y esto sucede a menudo en el bazar persa – pónganlo en evidencia. Regresarán  porque necesitan el acuerdo,  bastante más que ustedes.  Y,  al mantener la presión sobre Irán y sobre los que hacen negocios con Irán,  tienen el poder de ser más necesarios.

Amigos míos,

Durante  más de un año se nos hizo saber que ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo. Bueno; este es un mal acuerdo. Es un acuerdo muy malo. Estamos mejor sin él.

Ahora se nos dice que la única alternativa, a ese mal acuerdo,  es la guerra. Eso  no es cierto. La alternativa a este mal acuerdo es un acuerdo  mejor: un  acuerdo que no deje a Irán con una vasta infraestructura nuclear y un tiempo de fuga tan corto; un mejor acuerdo que mantenga vigentes las restricciones sobre el programa nuclear de Irán hasta que termine su agresión; un mejor acuerdo que no abra el camino a la bomba; un mejor acuerdo que puede no gustar a Israel y sus vecinos, pero con el cual, literalmente,  podríamos vivir. Y ningún país tiene un interés mayor  en un buen acuerdo que elimine, en forma pacifica,  la amenaza.

Damas y caballeros,

La historia nos colocó en una encrucijada irrevocable. Debemos elegir entre dos caminos; un camino lleva a un mal acuerdo que recortará, por un  rato,  las ambiciones nucleares de Irán  pero conducirá a un Irán nuclear cuya agresión desenfrenada llevará,  de modo inevitable, a la guerra. El segundo,  más difícil, podría llevar a un tratado mejor, que impediría un Irán armado con armas nucleares, un Medio Oriente nuclear y sus  horrorosas consecuencias  para toda la humanidad.

No tienen que leer a Robert Frost para saberlo. Tienen que vivir la vida para saber que el camino difícil es el menos transitado. Pero hará toda la diferencia para el futuro de mi país, la seguridad de Medio Oriente y la paz del mundo, la paz que todos nosotros deseamos.

Amigos míos,

Hacer  frente a Irán no es fácil.

Hacer frente a los regímenes oscuros y asesinos nunca lo es.

Hoy se encuentra, con nosotros, el sobreviviente del Holocausto y ganador del Premio Nobel Elie Wiesel.

Elie;  tu vida y obra inspiran dando significado a las palabras “Nunca Más.” Y quisiera poder prometerte, Elie, que las lecciones de la historia fueron  aprendidas. Sólo puedo instar a los líderes del mundo a no repetir los errores del pasado, a no sacrificar el futuro por el presente; a no ignorar la agresión por la esperanza de ganar una paz ilusoria. Pero, puedo garantizarte esto: los días en que el Pueblo judío permaneció pasivo frente a enemigos genocidas, esos días acabaron. Ya no estamos esparcidos entre las naciones, impotentes para defendernos. Restablecimos  nuestra soberanía en nuestro antiguo Hogar. Y los soldados que defienden nuestro hogar tienen coraje ilimitado. Por primera vez ,en 100 generaciones, nosotros, el Pueblo judío, podemos defendernos.  Este es el motivo por el cual ,como Primer Ministro de Israel, puedo prometerte una cosa más: aún si Israel queda solo, Israel se mantendrá en pie. Pero sé que Israel no está solo. Sé que Estados Unidos está con Israel. Sé que ustedes están con Israel. Ustedes están con Israel porque saben que, la historia de Israel, no es sólo la historia del Pueblo judío sino la del espíritu humano que se rehúsa, una y otra vez, a sucumbir ante los horrores de la Historia.

Frente a mí, justo arriba,  en la galería, mirándonos a todos nosotros, en esta Cámara, está la imagen de Moisés. Moisés condujo a nuestro Pueblo desde la esclavitud a las puertas de la Tierra Prometida.  Y, antes que el pueblo de Israel ingresara a la Tierra de Israel, Moisés nos dio un mensaje que, durante miles de años, fortaleció nuestra determinación.

Los dejo, hoy, con esa consigna: (En hebreo), “Sean fuertes y resueltos. No  teman ni sientan pavor.”

Amigos míos;

Que  Israel y Estados Unidos siempre estén juntos, fuertes y resueltos. Que no temamos ni sintamos pavor a los futuros desafíos; que  enfrentemos el futuro con confianza, fuerza y esperanza.”

Que D- os bendiga al Estado de Israel y que D- os bendiga a  Estados Unidos de América.

Gracias. Muchas gracias. Gracias a todos ustedes.

Gracias, Estados Unidos.

Son  maravillosos.

Referencia:Cidipal

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