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31 de octubre de 2012

Alá, el Señor que no amaba a las mujeres



Escrito por
Mario Noya




Al comer Eva fruta del árbol prohibido del Paraíso, el Señor, ¡alabado sea!, castigó a las mujeres con 18 cosas:

1) la menstruación;

2) el alumbramiento;

3) la separación de su madre y su padre y el matrimonio con un desconocido;

4) el embarazo;

5) la falta de control sobre su propia persona;

6) una parte menor de la herencia;

7) la posibilidad de ser repudiada y la imposibilidad de divorciarse;

8) el permiso de que los hombres tengan cuatro esposas legales, mientras que las mujeres sólo pueden tener un marido;

9) su reclusión obligada en la casa;

10) la obligación de llevar la cabeza cubierta en su casa;

11) la necesidad del testimonio de dos mujeres para contraponerlo al testimonio de un solo hombre;

12) la obligación de ir acompañada de un pariente cercano para salir de su casa;

13) la imposibilidad de participar como los hombres en las oraciones del viernes y de los días festivos y en los funerales;

14) la inhabilitación para gobernar y juzgar;

15) el hecho de poseer tan sólo uno de los mil componentes que tiene el mérito, y de ser de los hombres los otros 999;

16) el castigo diferenciado que tendrán las mujeres de conducta disoluta el día de la Resurrección, cuando reciban la mitad de tormento que el resto de la comunidad [¡esto no parece ser ningún castigo!; ¿se trata de un error de traducción?] [Esta acotación no es mía. ¿Es de Warraq, de su traductora... o de la correctora de su traductora?];

17) el período de entre cuatro meses y diez días que deben esperar antes de volver a contraer matrimonio, en el caso de que muera su marido;

18) el período de tres meses, o tres ciclos menstruales, que deben esperar antes de volver a casarse, en el caso de que su marido se divorcie de ellas.

Al Ghazali (1058-1111), Libro de consejos para reyes. Citado por Ibn Warraq, Por qué no soy musulmán, Ediciones del Bronce, Barcelona, 2003, pp. 278-279; traducción de Susana Rodríguez-Vida.
Click en la imagen para leer el libro PDF.


Referencia:Mario Noya

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