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22 de febrero de 2015

El dictador palestino Mahmoud Abbas obtiene un "pase libre"





El supuesto  moderado presidente abraza a un tirano genocida y prohíbe elecciones mientras el mundo permanece en silencio.


Por David Keyes

La semana pasada, ¿Qué presidente árabe “moderado” abrazó, en público,  al líder genocida de Sudán? ¿Qué “reformista” de Medio Oriente ingresa- a pesar de un ser un  gobierno electo por cuatro años-  en su décimo año? ¿Qué “aliado” occidental ordenó, días atrás, una investigación de un caricaturista porque existía la posibilidad que hubiera dibujado a Mohammed?

La respuesta es el Presidente palestino Mahmoud Abbas.

Esas tres historias apenas estuvieron en la prensa occidental. ¿Por qué? Simple: la barra se colocó tan baja que no lo consideraron de interés periodístico. ¿Un líder árabe que no permite elecciones? ¿Un presidente de Medio Oriente que abraza a uno de los peores asesinos de masas en la historia reciente? Nada se dice aquí.

Hay una trágica desconexión entre la retórica occidental y la realidad árabe. Abbas, si se  escucha a los líderes del mundo libre, es moderado, reformista y aliado. Es, después de todo,   mejor que Hamas ¿o no?

No importa que Abbas dijo, en 2013, “No hay diferencia entre nuestras políticas y las de Hamas”. El punto es este: Ser mejor que una organización terrorista genocida no lo hace “moderado”. Pretenderlo degrada la palabra. Es condescendiente para los palestinos e insultante para los moderados de verdad.

Menos de un mes atrás, Abbas marchó en Paris en solidaridad con los caricaturistas que fueron asesinados en el ataque a la revista de sátira francesa, Charlie Hebdo. La semana pasada,  ordenó una investigación a un caricaturista palestino, que podría haber dibujado a Mohammed. Bajo el gobierno de Abbas, la AP arrestó a activistas por publicaciones en Facebook y encarceló a ateos. Dos semanas atrás, un estudiante, de 22 años, fue apresado por insultar al director de la Federación Palestina de Futbol. La tortura es descontrolada y Abbas se rehúsa a llamar a elecciones, a pesar que, su mandato, expiró hace seis años.

En septiembre pasado en Ramallah, me encontré con Alam Musa, ministro de Telecomunicaciones de la AP. Le pregunté por el arresto de activistas por publicaciones en Facebook contra Abbas. “No tenemos nada que ver con eso”, respondió Musa. “Eso podía ser hace mucho tiempo, no hoy”.

El mismo día, la AP arrestó a varios palestinos por publicaciones críticas en las redes sociales.

Le pregunté a Musa si la AP permitía la total libertad en internet. “Definitivamente”, respondió. “Como Ministro de Telecomunicaciones, estamos a cargo de los websites y no tenemos restricciones. NI limitaciones ni ninguna otra cosa”.

Falso. La AP censura los websites y encarceló a activistas por publicaciones críticas online de sus líderes.

Respecto de temas como  guerra y paz, la sociedad civil y la libertad de internet pueden considerarse pintoresco y carente de importancia. Eso es un grave error. El libre intercambio de ideas es la roca de fondo del razonamiento del público y el progreso social. Además, es  baluarte contra el extremismo. Pero ¿cómo pueden, voces moderadas, lograrlo si siempre son silenciadas?

Una solución modesta es comenzar a usar la inmensa influencia política y económica de Occidente para fomentar una real reforma democrática en la AP. En estos momentos, EEUU suministra alrededor del 10 % del presupuesto anual de la AP, de más de $ 4.2 billones. Pese a todo, la reforma solo es cosmética.

Décadas de apuntalamiento de dictadores palestinos, desde Yasser Arafat hasta Mahmoud Abbas, no resolvieron el problema del radicalismo sino que,  incluso,  lo fortalecieron. Un hombre fuerte, no electo, como Abbas no derrocará al extremismo investigando a caricaturistas, encarcelando a críticos o censurando Internet. A pesar de los riesgos, Occidente debería exigir que los palestinos llamen a elecciones. Un líder debe tener mandato si es efectivo en algo. Afrontar, de manera honesta, los resultados de las elecciones es una mejor receta para un cambio, a largo plazo, que permitir que un dictador gobierne sin control y para siempre.     

Pero aun antes de las elecciones, fortalecer a la sociedad civil y extender el espacio para el disenso es una condición crítica para derrotar a la doble amenaza de la dictadura y el extremismo. Canalizar cientos de millones de dólares en ayuda para respetar los derechos humanos sería un poderoso incentivo para el cambio.

Los tiranos, que sofocan el disenso, no son moderados. El mundo libre debería dejar de pretender que lo sean. Darle un pase a la dictadura palestina no le sirve a nadie y, menos, a todos los palestinos. Fuente: The Daily Beast /8 de febrero, 2015.

Referencia:Cidipal

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