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10 de mayo de 2012

Israel/Elecciones.Opinión. En lugar de disgustarse con el acuerdo, alegrarse




Fuente: Maariv
La semana pasada lloramos porque adelantaron las elecciones y hoy lloramos porque decidieron cancelarlas. ¿Es posible que anhelemos algo perfecto que no existe en realidad y por ello estamos constantemente decepcionados?

Lástima. Después de todo, ya debemos entender que en la política todo apesta. Así que, en medio de todo este escándalo, tal vez deberíamos mirar sólo el resultado y no las circunstancias que condujeron a él.


Es correcto enojarse, es correcto sentirse un estúpido porque te mintieron por enésima vez, es correcto despreciar esa cosa llamada “política” en el Israel de 2012. Pero al mismo tiempo, también conviene ser realistas. En esta realidad de porquería, que es difícil de cambiar de la noche a la mañana, debemos aprender a dialogar y a identificar los objetivos que son importantes y se pueden alcanzar.

¿Queríamos un gobierno amplio, no?

Tal vez es hora de enfrentarlo: en nuestra política israelí nunca recibiremos las cosas como las queremos. ¿Por qué? Porque la manejan personas con piel de elefante, para quienes la verdad no es precisamente una vela a sus pies, sólo les importa de sí mismos y su progreso personal, y si por casualidad no son así, no logran sobrevivir en su profesión. Si realmente quieren mirar el futuro con optimismo, puede decir que tal vez alguna vez, en el futuro, podamos corregirlo. Pero ello tomará muchísimo tiempo, determinación y coherencia.

¿Y mientras tanto qué? Mientras tanto debemos alegrarnos por cada vez que caemos en un estado de ambivalencia.
En un país en el cual la verdadera elección es entre deprimirse y ser ambivalente, prefiero la ambivalencia.

El acuerdo entre Bibi (por Benjamín Netanyahu) y Mofaz (ambos en la foto) quizás es un “truco sucio”, pero existe una buena probabilidad de que, por casualidad, salgan de él algunas pocas cosas buenas para la opinión pública israelí. Después de todo, un gobierno amplio era el deseo del electorado, así que tomó tres años concretarlo, pero es mejor tarde que nunca, ¿no?

Es cierto que recibimos lo que queríamos de una forma torcida, simplemente porque esto sirve a los intereses locales de Netanyahu y Mofaz. Pero si de todos modos es el camino utilizado y por esta vez la opinión pública también se beneficia de su resultado y no sólo los políticos, entonces estamos relativamente bien.

Tzipi Livni, por ejemplo, “mantuvo sus principios”, pero en concreto, ¿qué ganó el electorado israelí? Nada de nada. Mofaz dijo una cosa y después hizo completamente lo contrario porque eso es lo que le convenía, pero al mismo tiempo hizo algunas otras cosas: mejoró mucho más que Livni la posibilidad de que logremos una ley de igualdad de responsabilidades que reemplace a la Ley Tal (que permite la prórroga indefinida de la conscripción para ortodoxos que estudien en centros talmúdicos) y así comencemos a corregir una loca distorsión social, redujo en un corto plazo la capacidad de los pequeños partidos para manejar el chantaje que los caracteriza y si incluso logra un cambia del sistema de gobierno, como afirma, todos nos beneficiaremos a largo plazo.

Taparse la nariz y ser realistas

Es cierto que Mofaz todavía puede decepcionarnos y no cumplir sus declaraciones. Todo puede pasar. Por otro lado, también existe la posibilidad de un escenario positivo, y la posibilidad es mucho mayor de la que había ayer.

No es perfecto, no sería así que si hubiésemos escrito el guión, los diálogos y las motivaciones de los actores principales tal como nos gustaría, pero en lugar de centrarnos en el relato, es preferible que intentemos hacerlo en los resultados. Si los conseguimos, entonces la forma en que ocurrió será menos relevante.

A mí también me gustaría corregir el mundo. A mí también me gustaría una política limpia y 120 miembros de la Knesset (Parlamento israelí) rectos y honestos que ponen más arriba a la opinión pública en su listado de prioridades. Pero no vivimos en un cuento de hadas, sino en la realidad, y en este marco, si queremos conseguir cosas, conviene esforzarnos por ser realistas.

En síntesis, si nos tapamos la nariz y miramos las cosas de este modo, podría decirse que la opinión pública israelí se beneficiará del “truco sucio” de Bibi y Mofaz. Ahora, tratemos de asegurarnos de que así continúe.

Referencia: Itongadol

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