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10 de abril de 2013

El Holocausto aún más brutal e impactante -
Erich Litchblau - NYTimes





Hace trece años, los investigadores del Museo de la Memoria del Holocausto de Estados Unidos comenzaron la penosa tarea de documentar todos los ghettos, los lugares y campos de trabajo forzado (mano de obra esclava), los campos de concentración y las fábricas de exterminio que los nazis establecieron por toda Europa.

Lo que han encontrado hasta ahora ha conmocionado incluso a los académicos inmersos en la historia del Holocausto.

Los investigadores han catalogado unos 42.500 campos y ghettos nazis en toda Europa, abarcando todas las zonas controladas por los alemanes, desde Francia a Rusia, además de la propia Alemania, durante el reinado de brutalidad de Hitler reinado de 1933 a 1945.

La cifra es tan impresionante que incluso los estudiosos del Holocausto han tenido que asegurarse de que habían oído bien cuando estos investigadores anticiparon sus conclusiones en un foro académico celebrado a finales de enero en el Instituto Histórico Alemán en Washington.

"Los números son mucho más altos de lo que pensábamos originalmente", comenta Hartmut Berghoff, el director del Instituto Histórico Alemán en una entrevista tras enterarse de los nuevos datos.

"Ya sabíamos de lo horrible que era la vida en los campos y en los guetos, pero los números son increíbles".

Los campos documentados incluyen no solamente a los "campos de exterminio", sino también a miles de campos de trabajos forzados de mano de obra esclava, donde los presos fabricaban material de guerra, los campos de prisioneros de guerra, lugares eufemísticamente denominados "centros de atención" - y donde las mujeres embarazadas fueron obligadas a tener abortos o sus bebés fueron asesinados después de su nacimiento - , y los burdeles, donde las mujeres fueron obligadas a tener relaciones sexuales con personal militar alemán.

Auschwitz y un puñado de otros campos de concentración han llegado a simbolizar la máquina de matar nazi ante la conciencia pública. Del mismo modo, el sistema nazi ideado para encarcelar a las familias judías en guetos en las ciudades, de las que muchas eran oriundas, se ha asociado con un lugar único: el gueto de Varsovia, famoso por la sublevación de 1943. Pero estos lugares, tan infames como eran, representan solamente a una fracción minúscula de la entera red alemana, y la nueva investigación lo deja dolorosamente en evidencia.

Los mapas que los investigadores han creado para identificar los diferentes campos y guetos dibujan a amplios sectores de Europa durante la guerra como puntos negros de muerte, tortura y esclavitud, centrándose principalmente en Alemania y Polonia, pero alcanzando a todas las direcciones.

Los principales editores del proyecto, Geoffrey Megargee y Martin Dean, estiman que de 15 a 20 millones de personas murieron o fueron encarceladas en los lugares que han identificado en una enciclopedia que consta de varios volúmenes (El Museo de la Memoria del Holocausto ha publicado los dos primeros, con cinco más previstos para el año 2025).

La existencia de muchos campos y guetos individualizados era conocida anteriormente pero solamente de manera fragmentada, región por región. Sin embargo, los investigadores, utilizando los datos de cerca de 400 colaboradores, han estado documentándolos a escala general, y por vez primera este trabajo los localiza allí donde se encontraban, además de investigar cómo se llevaron a cabo y cuál era su propósito.

La experiencia brutal de Henry Greenbaum, un sobreviviente del Holocausto de 84 años de edad y que vive en las afueras de Washington, tipifica la amplia gama de lugares utilizados por los nazis.

Cuando el señor Greenbaum, un voluntario en el Museo de la Memoria del Holocausto, habla a los visitantes actuales sobre su odisea en tiempos de guerra, los oyentes, inevitablemente, se centran en su encierro de meses en Auschwitz, el más famoso de todos los campos.

Sin embargo, las imágenes de los otros campos donde los nazis tuvieron detenidos están arraigadas en su memoria tan profundamente como el número del campo de concentración - A188991 - que le tatuaron en su antebrazo izquierdo.

En una entrevista, él enumeró de una manera rápida los lugares en donde estuvo, con los detalles todavía vivos.

Primero fue el gueto de Starachowice, en su ciudad natal de Polonia, donde los alemanes condujeron a su familia y a otros judíos locales en 1940, cuando sólo tenía 12 años.

Luego vino un campo de trabajos forzados para mano de obra esclava con vallas de hasta seis metros de altura fuera de la ciudad, donde él y su hermana fueron trasladados mientras que el resto de la familia fue enviada a morir a Treblinka. Después le llegó el turno de un trabajo regular en una fábrica, donde los alemanes le obligaron a él y a otros prisioneros a cavar trincheras que fueron utilizados para volcar los cuerpos de las víctimas. Después fue enviado a Auschwitz, de donde luego fue sacado para ir a trabajar a una planta de fabricación de productos químicos en Polonia conocida como Buna Monowitz, donde él y algunos otros 50 presos procedentes del campo principal de Auschwitz fueron llevados para la fabricación de caucho y aceite sintético. Y por último, otro campo de trabajo de esclavos en Flossenbürg, cerca de la frontera checa, donde la comida era tan escasa que su peso, midiendo él 5 pies y 8 pulgadas (unos 1.80 cm), cayó a menos de 100 libras (50 kilos).

A la edad de 17 años, el señor Greenbaum ya había trabajado en apenas cinco años en cinco campos de trabajos forzados de mano de obra esclava, y estaba de camino a un sexto cuando los soldados estadounidenses lo liberaron en 1945. "Nadie sabe acerca de estos lugares", dijo Greenbaum. "Todo debe ser documentado. Eso es muy importante. Tratamos de decirle a los jóvenes para que conozcan, y recuerden".

La investigación podría tener implicaciones legales, ayudando así a un pequeño número de sobrevivientes a la hora de documentar sus continuas reclamaciones sobre las pólizas de seguros no pagados, bienes saqueados, terrenos incautados y otros asuntos financieros.

"¿Cuántos recursos han sido rechazados porque las víctimas se encontraban en un campo que ni siquiera conocían?", se preguntó Sam Dubbin, un abogado de Florida que representa a un grupo de supervivientes que tratan de presentar demandas contra las compañías de seguros europeas.

El Dr. Megargee, el principal investigador, dice que el proyecto está cambiando la comprensión entre los estudiosos del Holocausto de cómo los campos y los guetos evolucionaron.

Ya en 1933, al comienzo del reinado de Hitler, el Tercer Reich estableció cerca de 110 campos diseñados específicamente para encarcelar a unos 10.000 opositores políticos y otras personas, según han comprobado los investigadores. A medida que Alemania invadió y comenzó a ocupar los países vecinos, la utilización de campos y guetos se amplió para encerrar y matar a veces no solamente a judíos, sino también a homosexuales, gitanos, polacos, rusos y otros grupos étnicos de Europa del Este. Los campos y guetos variaban enormemente en su misión, organización y tamaño, dependiendo de las necesidades de los nazis, según descubrieron los investigadores.

El mayor lugar identificado es el famoso gueto de Varsovia, donde vivieron cerca de 500.000 personas en su apogeo. Sin embargo, tan sólo una docena de presos trabajaban en uno de los campos más pequeños, el de München-Schwabing en Alemania. Pequeños grupos de prisioneros fueron enviados hasta allí bajo vigilancia armada desde el campo de concentración de Dachau. Allí se les azotó y se les ordenó hacer todo tipo de trabajos manuales en casa de una patrona y ferviente nazi conocida como "Hermana Pía", limpiando la casa, cuidando su jardín e incluso construyendo juguetes para sus hijos.

Cuando la investigación se inició en el año 2000, el Dr. Megargee afirmó que tal vez esperaba encontrar unos 7.000 campos de concentración nazis y guetos, con base a las estimaciones de la posguerra. Pero esos se han ido incrementando: primero 11.500, luego 20.000, luego 30.000, y ahora 42.500.

Los números asombran: 30.000 campos de trabajos forzados; 1.150 guetos judíos, 980 campos de concentración, 1.000 campos de prisioneros de guerra, 500 burdeles llenos de esclavos sexuales, y miles de otros campos utilizados para practicar la eutanasia de los ancianos y de los enfermos, la realización de abortos forzados, la "germanización" de presos o zonas de transito hasta el transporte de las víctimas a centros de exterminio.

En Berlín solamente, los investigadores han documentado unos 3.000 campos y las llamadas casas de judíos, mientras que Hamburgo han localizado 1.300 lugares de ese tipo.

El Dr. Dean, un co-investigador, afirma que estos hallazgos no han dejado ninguna duda en su mente de que muchos ciudadanos alemanes, a pesar de las frecuentes declaraciones de ignorancia después de la guerra, “tenían” que haber conocido la existencia generalizada de esos campos nazis durante dicha época.

"Literalmente, no se podía ir a ninguna parte en Alemania sin caer de bruces ante campos de trabajos forzados, campos de prisioneros de guerra, campos de concentración… Estaban por todas partes".
Referencia:Safed-Tzfat

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