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3 de abril de 2013

¿Por qué Israel y Turquía vuelven a "estar juntos"? - Michael J. Koplow - Foreign Affairs





Después de casi tres años de intensa pugna política tras el ataque israelí al Mavi Marmara - un barco que transportaba a activistas internacionales que trataban de romper el bloqueo de Israel sobre Gaza - Turquía e Israel acordaron ayer reanudar las relaciones diplomáticas. En una conversación telefónica con el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu pidió disculpas por la muerte de nueve ciudadanos turcos a manos de las fuerzas israelíes y aceptó pagar una indemnización. Por su parte, Erdogan acordó normalizar las relaciones entre los dos países y retirar los procesamientos de oficiales israelíes en relación con el asalto a la flotilla. Turquía había exigido previamente que, además de pedir disculpas y pagar una indemnización, Israel levantara el bloqueo de Gaza. Con el fin de evitar esto última - y la más espinosa - condición, Netanyahu subrayó que Israel ha suavizado las restricciones sobre los bienes civiles que entran en Gaza, y estuvo de acuerdo en trabajar con Turquía para una mejora de la situación humanitaria en la Franja. Los detalles del acuerdo aún deben ser resueltos, pero parece que los dos países están en el buen camino para una reanudación de la cooperación en una serie de ámbitos.

Había quedado claro desde hacia tiempo que Israel estaba dispuesto a pedir disculpas a Turquía, pero era menos claro si Turquía las aceptaría. Ahora que la temporada electoral ha terminado en Israel, Netanyahu ya no tiene que preocuparse por las críticas internar de los más nacionalistas sobre la reparación de los lazos con Turquía, y la exclusión temporal del ex ministro de Asuntos Exteriores Avigdor Lieberman del gabinete, eliminó el mayor obstáculo para la reconciliación en el lado israelí. Pero la política en Turquía es una historia diferente. La cuestión palestina ha convertido a Israel en profundamente impopular en Turquía, y la disputa ha sido políticamente valiosa para Erdogan, que ha sido capaz de utilizar a Israel para desviar la atención de los asuntos internos más delicados. El mes pasado, por ejemplo, los titulares turcos estuvieron dominados por las negociaciones del Gobierno con Abdullah Ocalan, el líder del Partido separatista de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Cuando Erdogan públicamente denunció al sionismo como un crimen contra la humanidad, persiguía retirar esas negociaciones de las primeras páginas.

Dado estos beneficios políticos internos, Ankara ha tenido pocas razones para reconciliarse con Israel hasta ahora. Las noticias de esta semana, sin embargo, señalan que Turquía finalmente ha llegado a darse cuenta de que tiene más que perder que ganar si da la espalda a Israel. Esto se debe a que Turquía puede utilizar la ayuda de Israel en lo que respecta a sus dilemas de política exterior más apremiantes, la guerra civil siria, y su principal preocupación económica, la seguridad energética.

En Ankara, la crisis siria ha representado un gran dolor de cabeza. Turquía ha sufrido pérdidas en el comercio, se han visto obligados a depender de la OTAN y de sus misiles Patriot para defenderse de las amenazas transfronterizas, y ha tenido que aceptar casi medio millón de refugiados sirios. Las peticiones de Ankara de que Assad dimita han caído en oídos sordos, y sus solicitudes de intervención de la OTAN bajo la forma de una zona de exclusión aérea y armas pesadas para los rebeldes sirios también han sido dejadas de lado.

Todo esto ha representado una desgracia para los líderes turcos, pero fue la reciente introducción de las armas químicas en la ecuación siria la que realmente cambió los cálculos de Turquía, y ahora más que nunca, el país necesita una mejor inteligencia y mejores aliados para poner fin a la guerra civil, o al menos evitar que se extienda. Turquía no puede darse el lujo de que armas químicas sean utilizadas en cualquier lugar cercano a su frontera con Siria, y cuanto más tiempo la lucha siria continúe, mayores serán las posibilidades de que un ataque con armas químicas salga mal. Israel, simplemente, tiene mejor información de inteligencia sobre los acontecimientos regionales que Turquía, y Turquía puede utilizarla para tratar de controlar los depósitos de armas de Assad y los movimientos de tropas de los contendientes. Además, mientras que Estados Unidos y otros países de la OTAN se han mostrado renuentes a apoyar a los rebeldes sirios de una manera significativa, Israel tiene un incentivo mayor para asegurarse de que los grupos sunitas moderados prevalezcan sobre los elementos yihadistas más radicales dentro de la oposición. A medida que la situación en Siria se calienta, Turquía e Israel estarán agradecidos de poder hablar entre sí y coordinarse.

Otro ámbito en el que Turquía necesita la ayuda de Israel es en el energético. La cuenta de Turquía es deficitaria, y se situó en 48,8 mil millones de dólares en 2012, casi en su totalidad a consecuencia de la dependencia del país de las importaciones de petróleo y de gas natural; Turquía no cuenta con recursos naturales propios. Por otra parte, Turquía está pagando un dineral por el gas natural ruso e iraní debido a unos contratos con unos precios onerosos. A principios de este mes, hablé con varias personas en Turquía - ministros de gobierno, políticos de la oposición, magnates de negocios y líderes comerciales - y todos ellos mencionaron que crecen las necesidades de energía de Turquía y se lamentaban del exceso de confianza del país con respecto al gas natural ruso e iraní. Israel, por su parte, acaba de descubrir dos grandes cuencas de gas natural, los campos de Tamar y Leviathan, frente a sus costas en el Mediterráneo oriental. Dado que Turquía no tiene ninguna esperanza de suavizar las relaciones con Chipre, su adversario de mucho tiempo, y que ha sido el principal beneficiario del otro boom del gas en el Mediterráneo, probablemente se volverá hacia Israel como un proveedor de gas natural. Con una desaceleración del crecimiento económico en Turquía, el potencial de Israel como socio hace más atractiva ahora la reconciliación que en cualquier otro momento en los últimos años.

Otros factores también convirtieron a esta semana en el momento ideal para que Turquía aceptara la disculpa israelí. Para empezar, al hacerse durante el viaje del presidente Barack Obama a la región, permitió que Erdogan se apuntara una victoria política. Al mismo tiempo, Erdogan llega a afirmar que puso a Israel de rodillas cuando los nacionalistas turcos se preparaban para criticarlo por la negociación con Ocalan y por adoptar una línea más suave con los kurdos de Turquía. Un segmento importante de la población de Turquía sigue negando que haya un problema kurdo y ve a cualquier esfuerzo del gobierno hacia la distensión como una capitulación ante los terroristas. Tras el discurso de Ocalan el jueves, lo que supuso una auténtica ruptura con el pasado mediante la transformación de la lucha del PKK contra Turquía en una lucha política más que una lucha armada, Erdogan tenía el espacio político para reanudar los lazos con Israel y la posibilidad de girar hacia un acercamiento con Israel como una victoria nacionalista en la que Israel ha cedido a las demandas turcas.

Las disputas con Israel tenían sus ventajas políticas para Erdogan, pero con tantos desafíos como los que enfrenta Turquía, y con Obama presionando a ambas partes para resolver la cuestión, el momento para hacerlo llegó finalmente. Por primera vez desde que zarpara el Mavi Marmara, los beneficios económicos y de política exterior que Turquía tendrá por hacer las paces con Israel se verán como muy superiores a los beneficios políticos internos de permanecer separados. A veces, un amigo fiable es mejor que un adversario fiable.



PD. En un artículo en Debka se hace mención del mismo asunto y realiza también unas muy interesantes apreciaciones:

El comentario fatuo del canciller turco Ahmet Davutoglu - "las exigencias básicas de Turquía se han cumplido, nosotros conseguimos lo que queríamos" - estaba fuera de lugar, era rencoroso y un indicio evidente de malos modales.

Él sabe perfectamente que durante el año pasado, en medio de una corriente constante de críticas abusivas de Ankara, Israel ha estado respondiendo en silencio a la necesidad desesperada de Turquía de cooperación en cuatro ámbitos esenciales:

1.- Las fuerzas armadas turcas son muy dependientes de las tecnologías militares israelíes tras los largos años de estrecha alianza entre los dos países, y que Ankara rompió. Esta dependencia se aplica muy especialmente a sus aviones no tripulados, la columna vertebral de los ejércitos modernos de hoy en día. También radica en la enorme operación de venta de aviones estadounidenses Awacs de vigilancia electrónica.

Boeing no puede entregar las aeronaves sin el consentimiento de Jerusalén, porque un componente clave de los sistemas de alerta temprana está diseñado en Israel. Este consentimiento ha sido retenido de cara a la necesidad urgente de Turquía y a la impaciencia de Boeing para consumar el acuerdo.

Turquía tiene necesidad de esos aviones no sólo para monitorear los acontecimientos en la vecina Siria, sino también para completar su línea de defensa aérea contra los misiles balísticos iraníes. Sin los AWACS, el avanzado sistema de radar FBX que EEUU ha destinado a la base turca de Kurecik sólo es parcialmente operativo. La batería en Kurecik está ligada a su equivalente en una base de EEUU en el Negev de Israel, hecho que Ankara ha decidido ocultar públicamente.

2.- En vista de los disturbios en Siria, el grueso de las exportaciones de Turquía con destino al Golfo Pérsico y a los puntos más al este se han desviado hacia los puertos israelíes de Haifa y Ashdod, mientras que hace apenas un año pasaban a través de Siria, Jordania y Arabia Saudita.

Dado que no se avecina el fin del conflicto sirio y el cierre de la frontera turco-siria, más tráfico y más exportaciones de Turquía se están abriendo camino a través del puerto de Haifa y de allí por ferrocarril a través de Israel hacia Jordania. Los productos turcos destinados a Europa y EEUU también están siendo desviados a los puertos israelíes ya que los puertos egipcios se hacen cada vez más disfuncionales por la crisis económica de ese país.

3.- En el primer año de la revuelta siria, cuando Davutoglu todavía viajaba frecuente a Damasco para entrevistarse con Bashar Assad, Ankara mantenía esperanzas de convertirse en un jugador importante a la hora de resolver la debacle Siria. Pero también trató de llegar a un acuerdo con la milicia libanesa Hezbollah, aliada de Assad, para obstruir el gas israelí y la exploración de petróleo en el Mediterráneo oriental.

Tres años después, los líderes turcos han despertado a la conciencia de que más les vale darse prisa y saltar a bordo, con el respaldo de los EEUU, del carro energético israelí, o de lo contrario se perderá un desarrollo económico extraordinario y muy lucrativo, es decir, la próxima apertura de una ruta mediterránea de exportación de gas a Europa.

4.- Turquía, Israel y Jordania están todos en el mismo barco como objetivos de un posible uso de las armas químicas y biológicas de Siria.
Referencia:Safed-Tzfat

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