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28 de diciembre de 2014

La reconstrucción de Hamás y el silencio cómplice de Occidente



El silencio cómplice de occidente


Cinco meses atrás, Hamas lanzó una lluvia de cohetes sobre ciudades israelíes e intentó usar una red de túneles para adentrarse en el Estado judío con el fin de secuestrar y asesinar a cuantos judíos pudiera. Pero, como era de esperar, la mayoría de la atención mundial se centró en la contraofensiva israelí para acabar con el lanzamiento de misiles y destruir los túneles; contraofensiva que fue objeto de críticas bastante duras, incluso por parte de su aliado americano, por el número de víctimas civiles, que fueron responsabilidad de Hamás por su política de usar a los habitantes de Gaza como como escudos humanos.

Aquellos que condenaron la guerra de 50 días como una tragedia para el pueblo palestino necesitan ahora preguntarse si están interesados en asistir a otra ronda de enfrentamientos. La misma comunidad internacional que estalló contra Israel por cometer la temeridad de defenderse necesita ahora abordar el hecho de que la ayuda enviada para la reconstrucción de las viviendas dañadas durante el conflicto se está empleando en la reconstrucción de los túneles del terror. Si no lo hace, no tendrá derecho alguno para clamar contra Israel cuando tenga que volver a defenderse.

Como refiere el Times of Israel , la prensa israelí informa

que parte del cemento y de los materiales enviados a la costa de Palestina como parte del esfuerzo internacional para la reconstrucción internacional se ha desviado hacia los túneles.
La información da cuenta de cosas que no pueden sorprendernos. Además de reconstruir sus túneles del terror, Hamás está reponiendo sus arsenales de misiles y cohetes. Teniendo en cuenta que el grupo se ha reconciliado con Irán, el flujo de dinero y munición, por un medio u otro, está aumentando.

Como era de esperar, esto está haciendo que aumente la presión de Hamás sobre la Autoridad Palestina, la cual no está interesada en sellar la paz con Israel, mucho menos mientras esté bajo la amenaza de su antiguo socio. Si bien algunos en Israel y en otros lugares daban por sentado que saldría debilitad o de una guerra en la que Gaza fue arrasada y en la que el Estado judío tan solo sufrió daños materiales, Hamás es más popular que nunca (especialmente en la  Margen Occidental, donde no han padecido en exceso las políticas criminales de la organización terrorista) y pronto podrían  ser una amenaza para Israel como antes del conflicto del verano. De hecho, como indican los informes, si Hamás está buscando el modo de superar el sistema antimisiles de Israel Cúpula de Hierro, el peligro sería aún mayor la próxima vez que los terroristas decidieran probar suerte.

Esta es una lúgubre perspectiva para los israelíes y el plantea cuestiones difíciles al primer ministro Netanyahu, duramente criticado por la gestión de la guerra, aun cuando la mayoría de sus críticos no habrían apoyado una campaña sangrienta para expulsar a Hamás de Gaza y, por consiguiente, erradicar esa amenaza. Pero también debería preocupar a aquellos países, como Estados Unidos y sus aliados europeos, tan prestos a culpar a Israel por sus esfuerzos para poner fin al lanzamiento de misiles y destruir los túneles.

La semana pasada, diplomáticos de EEUU y Europa malgastaron su tiempo negociando una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que reconocería la independencia de Palestina propuesta por la Autoridad Palestina. La propuesta era tan inviable que hasta el Gobierno de Obama se opuso; pero el hablar de la independencia palestina significa ignorar el hecho de que ya existe en Gaza un Estado palestino que usa su autonomía para desarrollar una guerra interminable para destruir Israel.

Al tolerar una situación en la que un grupo terrorista gobierna sobre una población cautiva y amenaza a un Estado soberano vecino, y al permanecer callado mientras Hamás crea las condiciones para una nueva guerra terrorista, Occidente muestra su miseria moral en lo relacionado con Oriente Medio. Aquellos que hablan de ayudar a los palestinos no pueden ignorar el hecho de que Hamás está llevando a cabo una serie de acontecimientos que supondrán un mayor derramamiento de sangre y sufrimiento. Con su silencio y, lo que es peor, su negativa a detener el flujo de materiales que Hamás está utilizando para preparar otra guerra, están siendo moralmente responsables de cada una de las gotas de sangre que derramen en el futuro un árabe o un israelí.

Referencia:El Medio

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