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28 de diciembre de 2014

Los doce trabajos de Hércules



Heracles, el héroe griego de fuerza sobrehumana, era el hijo del dios griego Zeus y Alcmena. Según la mitología griega, Zeus deseaba engendrar un hijo que sería el guardián de los mortales y los inmortales. Así que visitó a la mujer mortal Alcmena en Tebas para concebirlo. Sin embargo, en el día que Heracle iba a nacer, Zeus se jactó de que su hijo gobernaría sobre Grecia. Homero describe como Hera, esposa de Zeus, retrasó el nacimiento de Heracles hasta el día después de que su primo Eurystheos naciera, con lo cual se aseguraba su subida al trono.

Ella, mala malísima, envió dos serpientes para matar al niño Heracles mientras dormía en la cuna. Sin embargo, aún siendo un bebe nuestro protagonista, ya prometía y su fuerza hizo que se salvara de las serpientes estrangulándolas con la mano...

Ya crecido, Heracles se casó con la princesa tebana Megara. Hera, cansina como ella sola, y para afligir al héroe, asesinó a su esposa y todos sus hijos. Según algunos relatos literarios, el dios griego Apolo instruyó a Heracles para expiar su crímen mediante la realización de trabajos para Eurystheos, rey de Micenas.
El primero de estos trabajos era el de matar a un feroz león que atemorizaba la zona de Lemea, cerca del Peloponeso. Debía traer de vuelta la piel de la bestia pero la espada y el arco eran inocuas contra ella. Así que, tuvo que luchar con el león en el suelo y estrangularlo con sus propias manos tras lo cual retiró la piel del animal. A partir de entonces, Heracles llevó la piel del felino como su armadura.
Como segundo trabajo, Heracles fue instruido para matar a la hidra de Lerna, una criatura con forma de serpiente y nueve cabezas (casi tantas como Ministros hay en el Gobierno). Logró esta tarea cortando las cabezas y quemando las extremidades, acabando así con la bestia.

Como tercer trabajo Eurystheos ordenó a Heracles capturar el ciervo sagrado Keryneia, muy importante para la diosa Artemisa, Asi esperaba que nuestro héroe incucurriera en la ira de la diosa. Durante un año Heracles persiguió a la bestia, hasta que esta se detuvó a descansar, momento que aprovechó para dispararle una flecha con su arco. En su viaje a casa se encontró con la enfurecida Artemisa, pero suplicó su perdón. La diosa consintió y permitió que Heracles llevara el animal a Eurystheos. Sin embargo, cuando llegó, el ciervo sagrado saltó de los brazos del héroe y regresó sano y salvo.

Los doce trabajos de Hércules


Como cuarto trabajo, Heracles recibió la orden de capturar a un jabalí salvaje que vivía en una montaña. Persiguió al animal hasta el agotamiento hasta que por fin consiguió darle caza y llevarlo a Eurystheos. El rey, enojado por los continuos éxitos de Heracles le ordenó limpiar los establos de Augías, el lugar con mayor cantidad de ganado en toda Grecia. Los establos nunca habían sido limpiados y debía realizar la tarea en un sólo día. Una vez hubo terminado de tan ardua labor le ordenó matar una enorme bandada de pájaros devoradores de hombres que se reunían cerca del lago Stimphalya en Arcadia, una zona de bosque denso. Con unos badajos de bronce consiguió atraerlos y acabar con ellos...

En su séptimo trabajo, a Heracles se le ordenó capturar al toro de Creta. Ahogó a la bestia con sus propias manos y lo llevó de vuelta a Micenas, con lo cual Eurystheos decidió sacrificar a Hera. La diosa, sin embargo, se negó a aceptar un sacrificio que simbolizaba la victoria de Heracles. Por lo tanto, Eurystheos exigió que Heracles capturase cuatro yeguas devoradoras de hombres que pertenecieron al rey tracio Diómedes. Según muchas versiones de este octavo trabajo, Heracles mató a Diómedes y le dió de comer la carne a sus caballos. El acto tuvo un efecto calmante entre las bestias y Heracles pudo llevarlas con éxito a Micenas.

Cuando regresó (un no parar) Eurystheos le exigió otra tarea: robar el cinturón mágico de Hippolyta, reina de las amazonas. Sin embargo, no necesitó robárselo. La reina amazona estaba encantadísima con la fuerza bruta y los atributos de nuestro héroe y se lo dió sin pestañear. Mientras paseaban a bordo de su barco, la siempre vengativa Hera hizo correr el rumor entre las amazonas de que el héroe griego quería secuestrar a su reina. Las mujeres guerreras cargaron contra la nave y Heracles presintiendo el peligro, tomo las de Villadiego llevándose consigo el cinturón... ¿quién no hubiera hecho lo mismo?

Como décimo trabajo, se le ordenó marchar al borde más lejano del mundo, más allá de las famosas columnas e inmerso en el Océano Atlántico para enfrentarse y dar muerte al monstruo de Gerión, un bicho con tres cabezas y tres pares de piernas, con el que acabó con un mondadientes en la boca. Así era nuestro héroe...

Al regresar a Micenas, Eurystheos exigió aún dos trabajos más a Heracles. La primera de las tareas era la de recuperar las manzanas de oro del jardín de las Hespérides. Las tres manzanas estaban custodiadas por un dragón de cien cabezas y las ninfas hespérides. Durante su viajes, Heracles batalló con Ares y los hijos de Poseidón. Muchas de estas míticas batallas están recogidas en vasijas pintadas que aún se conservan.

Y como prueba final, Heracles tenía el reto más peligroso de todos. Eurystheos le exigió viajar al inframundo y traer de vuelta las tres cabezas del monstruoso perro guardián Cerberos. Una vez diole matarile al can ya había terminado con todos los trabajos, ante el cabreo de Eurystheos y cia...

Referencia:Felix Casanova

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